¿Sorprendidos? A los mentirosos, tramposos y farsantes no se les cambia fácilmente la conducta. Por eso inicio el artículo con esa conocida frase, que se complementa con otra muy popular: “la mentira prevalece, mientras aparece la verdad”.
La cuestión, después de analizarla seriamente me condujo a la siguiente conclusión: Durante 25 años han mantenido “la mentira como una política de estado”.
Son ateos, aun cuando digan lo contrario, no conocen ni de cerca el Mandamiento de la Ley de Dios: “No levantarás falsos testimonios, ni mentirás”.
Por supuesto, a ellos no les preocupa este hecho, siguen diciendo mentiras, compulsivamente y hasta se las creen ellos mismos.
Por eso es tan difícil la vida en medio del socialismo del siglo XXI: pretender hacer de la mentira la verdad. ¡Qué difícil resulta sobre vivir así!
Por otra parte, además de las mentiras, han cometido una gran cantidad de errores. Disparates más bien, los cometidos son de diferentes proporciones, algunos irreversibles. En otros casos se puede rectificar, ya no hay tiempo. Esto no lo entiende el régimen. En oportunidades he escrito sobre lo que implica el desamor, el rechazo, el repudio.
Será por mi manera de ser: donde no me quieren, lo siento en la piel y de inmediato, desaparezco.
Creo que sentirse rechazado es uno de los más tristes y desoladores sentimientos que pueden sentirse. Sí, duele, sin duda, pero es el momento de pensar: ¿Qué hice para qué esto pasará? No atreverse al auto análisis lleva a consecuencias terribles. La tozudez, la soberbia, el ego hiperinflacionado son las maneras como tiene el maligno de ocultar la realidad a quienes tiene, deben, necesitan, aterrizar en la realidad. Triste que no se acepte, lamentable, desde luego. Más allá peligroso.
Las consecuencias de la ceguedad llevan a niveles inauditos y precipitan acciones que no son adecuadas ni oportunas y mucho menos inteligentes.
En efecto, no es fácil, después de estar “adormecidos con los placeres del poder y la riqueza” caer en la realidad del desastre, sin el grupo de “jaladores y embaucadores” que los rodean. Se sabe. No es fácil.
Sin embargo, en la vida “todo pasa” y decía mi sabia madre “el trabajo es esperar”. Pocos pueblos tan pacientes y bondadosos como este de Venezuela. Le dieron todo al poder del socialismo del siglo XXI: riquezas, controles políticos, confianza para que efectuaran algo bueno, el proceso, la revolución.
No se conformaron y desesperados, siempre, por tener dinero a manos llenas, se involucraron con el narco tráfico. El lavado de dólares se hizo cotidiano, todo les parecía poco.
Progresivamente, el pueblo se dio cuenta del desastre. La riqueza se la robaron, usando el control político, se volvieron torturadores, represivos, violadores de los Derechos Humanos. Destruyeron la confianza y la gente decidió irse y buscar otros caminos. Una diáspora de más de 8 millones de personas. Algo nunca visto en Venezuela, que fue tierra próspera y abierta a la migración. Se transformó en la ola migratoria más grande de latinoamerica y una de las peores de la historia de la humanidad, sobre todo en un país, en “supuesta” paz.
La cantidad de muertos que cargan en su consciencia no es fácil de determinar, sabemos que son decenas de miles. No terminan nunca de agredir, perseguir, maltratar, encarcelar y torturar.
Como el viejo cuento, de la rana y el escorpión: “Está en su esencia”, “ese es su carácter”. Siempre me llama la atención al comprobar cómo la gente en el poder se tapa con una especie de velo, la realidad.
Por eso los países del llamado “socialismo real” fracasaron en todo el planeta. Ninguno sobrevivió al arrase que ocurrió hace más de 30 años, contra ese sistema. Sobrevivieron en estado catastrófico, Cuba (contribuyó a la ruina de Venezuela) y Nicaragua, aparentan que no son: dictaduras criminales y hambreadoras.
La tarea de informar, noticiosamente, no es que refiere a una simple transmisión de los hechos, el verdadero periodismo, independiente y crítico, al que los estados democráticos veneran y auspician, es la manera, tal vez la única que tiene el poder real de conocer como se está recibiendo su política.
La otra son las encuestas. Las verdaderas. Las que no se hacen para manipular con propaganda la gestión gubernamental. Por eso las “encuestas a boca de urna”, las “exit pool” son veraces y creibles en la misma proporción que ellas señalan el margen de error.
Tuvimos una prueba, en estos días previos a la votación: las encuestas serias daban a Edmundo González Urrutia ganador por un aproximado de 25 a 30% por encima del otro candidato. Así fue.
Las encuestas a boca de urna, hechas por una gran firma norteamericana dio el resultado como sería. ¡Ah, los pobres seres, ignorantes! Los ponen en tareas que no conocen y empiezan a descalificar todo lo que les molesta y ocurre. Por eso no se resiste ese sistema, porque sus mentiras, sus falsías, sus disparates, quieren negar hasta lo que nuestros ojos ven y los oídos escuchan.
No queda otra sino recurrir al lema del General López Contreras: “Calma y cordura”. Siempre lo digo, los ganadores tienen el poder y la verdad. Allá los perdedores que no aceptan la realidad. Cuesta, pero al fin, siempre triunfa la verdad, con la ayuda de Dios Nuestro Señor y el acompañamiento de nuestra amada Virgen de Coromoto.