El conflicto que se extiende a casi todo el país ha destruido hospitales, escuelas y otra infraestructura básica, además de generar escasez de alimentos y el desplazamiento masivo de población.
El coordinador de Ayuda Humanitaria de la ONU, Martin Griffiths, alertó que la propagación de los combates, el hambre y las enfermedades en Sudán podría destruir el país, y advirtió que el futuro de una generación de niños está en juego.
La agencia alimentaria de la ONU estima que ya suman unas 300.000 personas que han retornado a Sudán del Sur en los últimos cinco meses y se encuentran con un país que tiene necesidades humanitarias sin precedentes, que el 20% de los niños sufre desnutrición, el 90% de las familias pasa varios días sin comer y que la cuarta parte de las mujeres embarazadas y lactantes están desnutridas.
Griffiths explicó que el conflicto está dejando un gran trauma en la juventud de Sudán y citó informes preocupantes de niños utilizados en los combates. También advirtió que cientos de miles de niños en el país están gravemente desnutridos y corren un riesgo inminente de muerte si no reciben tratamiento urgente. Esos menores son particularmente vulnerables a los brotes de enfermedades y carecen de acceso a tratamiento médico.

Según una nueva evaluación realizada por ese organismo, nueve de cada diez familias afrontan inseguridad alimentaria moderada o grave y sus datos indican que también la cuarta parte de las mujeres embarazadas y lactantes están desnutridas.
Las inundaciones, con la temporada de lluvias, ha dificultado aún más la inseguridad alimentaria y contribuyeron a la propagación de enfermedades. La OMS señaló la alta prevalencia de emaciación y retraso del crecimiento entre los niños, e informó que en todo el país notifican casos de dengue, sarampión y diarrea acuosa aguda.
Además, muchas familias denunciaron que sufrieron robos y violencia mientras escapaban de la guerra en Sudán y cruzaban la frontera sin nada más que la ropa que llevaban puesta.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) se unió a otros organismos humanitarios al sonar la alarma sobre el futuro de la juventud del país, subrayando que “la combinación letal de sarampión, desnutrición y desplazamiento coloca en muy alto riesgo las vidas de los niños si no se toman medidas urgentes”.
UNICEF detalló que al menos dos millones de niños se han visto obligados a abandonar sus hogares desde que comenzó el conflicto y añadió que si la violencia se prolonga, toda una generación de jóvenes sudaneses podría quedarse sin educación.
Los combates y los bloqueos de carreteras impiden que los trabajadores humanitarios lleguen a la población necesitada, precisó. Además, las oficinas y almacenes con insumos humanitarios de El Fula, Kordofán occidental, fueron saqueados.
En este sentido, Griffiths dijo que “un conflicto prolongado en Sudán podría llevar a toda la región a una catástrofe humanitaria”.
Ante esta perspectiva, Griffiths urgió a las partes en conflicto que “coloquen al pueblo de Sudán por encima de la búsqueda de poder o recursos”, y llamó a la comunidad internacional a responder “con la premura que merece la crisis”.
Según la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), el llamado humanitario de 2.570 millones de dólares para Sudán ha recibido apenas un 26% de financiamiento, en tanto que el plan de respuesta para apoyar a los países vecinos ha alcanzado poco más del 30%.