La mayor de los cuatro niños que sobrevivieron a un accidente aéreo en la selva amazónica ha sido elogiada por su heroico papel, al mantener con vida a sus hermanos durante la terrible experiencia, según declaró su abuelo, mientras los esfuerzos de búsqueda se centran en localizar a Wilson, un perro de búsqueda y rescate desaparecido que les hizo compañía.
Los niños Mucutuy, de edades comprendidas entre 1 y 13 años, sobrevivieron en la densa selva durante más de un mes luego de que su avión se estrellara el 1 de mayo, terminando con la vida de su madre Magdalena Mucutuy Valencia, el piloto y otro pasajero.
En grabaciones compartidas en Internet por el Ministerio de Defensa de Colombia, el abuelo de los niños, Narciso Mucutuy, detalló cómo Lesly Jacobombaire Mucutuy, de 13 años, cuidó de sus hermanos menores durante la traumática experiencia.
«Cuando miró y vio que su madre estaba muerta, vio el pie de su hermana menor y los sacó», dijo.
También relató que la niña Cristin sobrevivió gracias a que su hermana mayor la alimentó lentamente con el biberón hasta que se acabó, y añadió que también le había dado agua.
Los menores, entre los que se encontraban Soleiny Jacobombaire Mucutuy, de 9 años, y Tien Ranoque Mucutuy, de 4, sobrevivieron comiendo fariña, una harina de yuca gruesa utilizada habitualmente por las tribus indígenas de la región amazónica, según informaron las autoridades el sábado.
Las autoridades atribuyeron la capacidad de supervivencia de los niños a su herencia indígena. «Es su aprendizaje en las familias indígenas, su aprendizaje de vivir en la selva lo que los ha salvado, dijo el presidente de Colombia, Gustavo Petro.
En un principio, los niños habían esperado cerca del lugar del accidente durante cuatro días, a la espera de ser rescatados, dijo su abuelo, pero se trasladaron y dejaron señales en los lugares donde dormían, con la esperanza de que alguien los encontrara.
Mucutuy cuenta que Lesly le dijo que no tenía ni idea de adónde iban y que al final no pudo seguir caminando. En ese momento, los niños decidieron esperar «el milagro que finalmente ocurrió», dijo.
Durante su calvario, los niños habían visto movimiento en la selva pero «se escondían cuando veían helicópteros o gente de la comunidad o miembros del ejército porque pensaban que podían castigarlos».
En un momento dado, los niños se encontraron con Wilson, un perro de búsqueda de las Fuerzas Especiales que «se convirtió en su fiel amigo y les acompañó en varias ocasiones», dijo su abuelo.
Wilson, un pastor belga, desapareció durante las operaciones de búsqueda y fue visto por última vez el 18 de mayo, según las autoridades. Los niños «pasaron tres o cuatro días con Wilson y dijeron que (lo) encontraron bastante flaco», dijo el portavoz de la Fuerzas Militares de Colombia, Pedro Arnulfo Sánchez Suárez.
Encontrarlo es ahora el principal objetivo del Ejército.
Tenemos un dicho: ‘Nunca dejamos un elemento atrás’, menos a los cuatro niños, no dejaríamos a Wilson. Pero también somos conscientes de lo difícil que es encontrarlo en las profundidades de una selva hostil pero bendita», dijo Suárez.
Los cuatro niños se recuperan actualmente en un hospital de Bogotá, donde fueron trasladados el sábado en ambulancia aérea.
Su desaparición desencadenó una operación de búsqueda masiva dirigida por el ejército en la que participaron más de 100 soldados de las fuerzas especiales colombianas y más de 70 exploradores indígenas que peinaron la selva.
Las esperanzas de que sobrevivieran disminuyeron con el paso de las semanas, pero finalmente los cuatro fueron encontrados en una zona despejada de árboles.
Su padre, Manuel Ranoque, que había colaborado en las operaciones de búsqueda, declaró a la prensa a la salida del hospital que nunca había perdido la esperanza.
«Creo en la selva, que es nuestra madre, y por eso siempre he mantenido la fe, y diría que tanto la selva como la naturaleza nunca me han traicionado», dijo Ranoque.
Los médicos esperan que los niños permanezcan en observación en el hospital hasta tres semanas.