Por: Félix Carmona / CNP: 4.188
El organismo que agrupa a los empresarios venezolanos tomó un rumbo equivocado al que nos tenía acostumbrado y sobre todo con la memoria corta que padecen algunos personajes de la vida venezolana, esto se hizo evidente al revisar las conclusiones de la 79ª Asamblea anual de Fedecámaras, efectuada en la ciudad de Maracaibo, el pasado mes de julio del presente año.
En primer lugar, Adán Celis, nuevo titular del organismo que reúne a los empresarios del país olvidó que a lo largo de más de 20 años, el régimen chavista ha efectuado expropiaciones ilegales, incautación criminal de bienes sin pago de indemnizaciones, atentados, detenciones arbitrarias de directivos empresariales y ataques a sedes del gremio.
Lo más sorprendente y que llama poderosamente la atención es el cambio de postura del organismo con respecto al régimen, cuando su actual presidente declaró que “las sanciones contra Venezuela «son absurdas y perjudican» a los venezolanos, haciéndose eco de la opinión del régimen opresor actual.
Así mismo añadió que este “daño” afecta tanto a los empresarios como al Banco Central de Venezuela, ya que no se flexibiliza el proceso de intercambio, necesario para pagar y obtener pagos de importadores y exportadores.
Lo que no toma en cuenta Adán Celis o no quiere reconocer es que las sanciones frenaron la voraz corrupción, el saqueo y el gigantesco lavado de dinero de los funcionarios afectos al régimen.
Las sanciones si han afectado a los corruptos del régimen, porque el pobre con o sin sanciones ha estado siempre pasando trabajo, la vida del venezolano de a pie, el que sale a ganarse la vida honestamente todos los días, aboga para que no eliminen las sanciones.
El régimen hambreador es el que ha hecho que muchos venezolanos (9 millones, el mayor éxodo del siglo XXI que haya conocido la humanidad). En Venezuela no hay fuentes de trabajo, el 70% de la actividad industrial está ociosa.
Celis en su afán de hacerle la cama al régimen señaló que “las sanciones no le afectan al gobierno en nada. Son sanciones absurdas”. Y banalizó el tema de las sanciones con esta joyita “una sanción es que usted no pueda viajar directamente de Venezuela a los Estados Unidos y tiene que ir a hacer una escala a otro lado”. Insistió que las sanciones impuestas a Venezuela no lograron los objetivos, que debían ser eliminadas”.
Un informe de la Universidad de Carabobo, UC, de agosto pasado indica que “la peor relación entre capital y trabajo y la distribución del ingreso a nivel continental la registra Venezuela, con un 10% para el factor Trabajo y un 90% para el factor Capital, le sigue Cuba con 30% para el trabajo y 70% el capital, entre tanto en otros países latinoamericanos la relación es inversa se ubica en 40% para el capital y 60% para el trabajo, como es el caso de Chile”.
Añade el mismo documento que esa diferencia abismal en Venezuela se refleja en los salarios y en las pensiones más bajas del continente, cuando observamos el sueldo más alto de un profesor universitario titular es de 18 $. Y si vamos a otro sector laboral los jubilados y pensionados donde se agrupan 5 millones de personas, con pensiones miserables de 4 dólares, todos con ingresos insuficientes para la subsistencia, se derivan dos grandes grupos los que subsisten con ingresos de indigencia y los que sobreviven con las remesas del exterior.
La situación actual es de tal gravedad que propicia que oleadas de venezolanos partan a países del cono sur, Centroamérica con problemas económicos notorios. En definitiva, los jóvenes se van de Venezuela porque no les ofrece futuro alguno, creyendo quienes logran obtener un título universitario haber conseguido una visa para un sueño, buscando cualquier país que no pertenezca a la comunidad de los “piratas del caribe” (Cuba, Nicaragua o Venezuela), sostiene el informe-
Por tanto, ignorar que primero Chávez y luego Maduro en grado mayor se convirtieron en un Atila del trabajo digno, arrasaron con todo con los contratos colectivos, las cajas de ahorro, prestaciones sociales, en fin, los beneficios conquistados en un siglo de lucha laboral reducidos hoy a cenizas, contradice el argumento de la exigencia empresarial de eliminación definitiva de las sanciones.
Fedecámaras ha mantenido una relación bipartita con las centrales sindicales a lo largo del siglo XXI, ante esta tragedia nacional. Ambos sectores juntaron fuerzas venciendo el cliché de los enemigos de clase, al sumarse el movimiento sindical a la petición de comisión de encuesta promovida por el gremio empresarial ante la OIT desde 2015, la cual se concretó en 2019 y finalmente vino a Venezuela en 2022 y 2023, logrando sentar al gobierno en el Foro Social cuya agenda fue el reconocimiento de derechos laborales que hasta ahora no ha dado respuesta.
Esta posición de Fedecámaras es un giro y para el mundo sindical es un retroceso en la relación bipartita. Creer que la solución de la pobreza es solo en el terreno económico es una vana ilusión, al ser profundamente un problema político, un país sin democracia, sin elecciones libres, sin instituciones es la raíz de la barbarie que padecemos.
Entendamos que Fedecámaras es un organismo empresarial de gestión presidencialista, ello no impide reconocer que hay sectores empresariales que mantienen una posición muy diferente a la manifestada por el actual presidente del gremio empresarial.
En resumen, Venezuela se encuentra en la mira permanente de la comunidad internacional, quien no ha dudado en calificarlo como un estado fallido al ser ratificada la investigación de la Corte Penal Internacional, el seguimiento permanente de la Comisión de DDHH de la ONU, la observancia de la OIT hoy alarmada ante la decisión estatal de condenar a 16 años de prisión a 6 sindicalistas cuyo único delito es protestar por la permanente violación de los convenios laborales internacionales.
