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El suicidio es un tabú en Venezuela            (Parte I)

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            Del suicidio no se habla en Venezuela y si bien este país dista de estar entre las naciones con mayores tasas en el mundo o en América Latina, el fenómeno va en aumento, siendo el estado Mérida quien encabeza la lista, sin que haya actuación oficial, según el registro de una organización no gubernamental venezolana.

La emergencia humanitaria compleja se suma a los múltiples factores que explican el incremento de la tasa de suicidios en el país. El Observatorio Venezolano de la Violencia nos ayuda a entender algunas pistas para entender el problema.

           Los investigadores aclaran que hay un subregistro, en vista de que no todos los casos terminan siendo reseñados; pero, en todo caso, ante la ausencia total de cifras que ayuden a entender la magnitud del suicidio entre los venezolanos, consideran su monitoreo un aporte sobre el tema.

Pocas cosas hay tan dolorosas en la vida como un suicidio. El pasado 10 de septiembre se celebró en todo el mundo el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. En Venezuela, se trata de un fenómeno social que viene en ascenso.

Las cifras de que se disponen han ido en aumento desde 2.015. Y entre 2.015 y 2.018 pasó de 3,8 a 9,3 suicidios por cada 100 mil habitantes. Hoy la cifra se mantiene cerca de ocho y son hombres de 30 a 64 años y los jóvenes de entre 15 y 24 los perfiles más vulnerables.

En 2.022 se contabilizaron 306 muertes y 39 intentos de suicidio. Un año después, es decir en los comienzos del 2.023, se elevaron los datos a 340 fallecidos y 52 intentos.

Volviendo al año 2.022, se señala que en Venezuela se documentaron 2.173 muertes por suicidio, un promedio de 7,7 muertes por cada 100.000 habitantes, de acuerdo con el informe de Violencia Autoinfligida 2.022 del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV).


           La tendencia apunta a que al cierre del 2023 se podría estar por encima de los 400 casos, según la documentación del OVV. Entre enero y julio de este año, tuvieron lugar 256 suicidios reseñados por los medios de prensa y 40 intentos.

Según Gustavo Páez, de profesión geógrafo, especialista en Análisis Demográfico, y Magister en Ordenación del Territorio y Ambiente. Está al frente del capítulo Mérida del OVV, a quien consultamos este tema tan espinoso y sensible.

Señala el encargado del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV), que “el aparente aumento de esas cifras, para nosotros en el OVV es un reflejo de lo que nuestras estimaciones de las tasas de muertes por suicidio ya habían revelado en el primer estudio que culminamos en 2.020”.

En Venezuela -acotó- es muy probable que las cifras de suicidios se estén incrementando producto de la emergencia humanitaria compleja que se vive desde aproximadamente 2.014 hasta nuestros días, a la cual, desde marzo de 2.020, se le sumó la pandemia y todos sus impactos asociados, combinación que podría haber agravado la situación en muchos hogares venezolanos y llevado a más individuos de diferentes edades a atentar contra sus vidas.

-Llama la atención -señala Gustavo Páez- el incremento en entidades como Mérida (de 18 en 2.020 a 45 casos en 2.021), Guárico (17 a 38) y Delta Amacuro (de 1 a 9), en ese orden de importancia. El caso de Mérida es emblemático. Y se pregunta… ¿Se han determinado las razones de por qué Mérida históricamente suele encabezar esta lista?

-Como se conoce -indica Páez- el suicidio es una causa de muerte multifactorial. Detrás de cada caso existen múltiples factores que podrían combinarse para conducir a una persona a atentar contra su vida. Por supuesto, las muertes por suicidio en merideños no son la excepción.

Las principales víctimas de muertes por suicidio son los hombres con una proporción de 78,5 % versus 21,5 % en relación a las mujeres, con un leve incremento en ellas.

Al respecto dice el representante de la OVV, capítulo de Mérida, que esta es una tendencia que se ha detectado en los últimos años. Se planteó como hipótesis que quizás muchas mujeres que se están quedando como cabezas de hogar o jefes de familia (sobre todo por la migración hacia el extranjero de sus parejas, en otros casos porque sus parejas han fallecido por las mayores probabilidades de muerte de los hombres), son las que están afrontando en el país múltiples tensiones asociadas a la emergencia y luego las ocasionadas por la secuela de la pandemia.

-Esas fuertes tensiones -puntualiza- y diversos problemas que estarían enfrentando, pudiesen ser razones que están agravando la actuación de ciertos factores de riesgo sobre ese subgrupo de la población. La ENCOVI ha demostrado de forma sistemática que la mayoría de los venezolanos que han migrado hacia el extranjero son del sexo masculino, aumentando la jefatura en el hogar de las mujeres.

Afinando el estudio de los diferentes factores sobre el por qué Mérida durante décadas se ha ubicado en el primer lugar como el territorio con la mayor tasa de suicidios de Venezuela. En el OVV somos de la opinión de que los factores de riesgo de suicidios, en cualquier parte del mundo, no pueden ser vistos como una receta. Muchos factores pueden estar presentes en diferentes sociedades, pero su comportamiento y peso específico en tiempo y espacio puede ser diferencial.

Esto lleva a decir que, en el pasado, en Mérida se conjugaron un conjunto de factores que hoy en día probablemente unos persisten y otros se agravaron, mientras otros quizás se han atenuado, al mismo tiempo que otro número podría haber aparecido producto de la emergencia y luego con la suma de la pandemia.

En el estado Mérida entre los años 60, 70, 80, 90 incluso hasta la primera década de los años 2000, coexistió una realidad urbana y una rural que llevó a esta entidad andina a mostrar esa importancia en la tasa de muertes por suicidio.

En la urbana, la Universidad de Los Andes jugó un papel fundamental como polo de atracción de muchas personas jóvenes (estudiantes de diferentes municipios de la entidad y de diferentes estados del país, incluso del extranjero) y adultos jóvenes buscando empleo como profesores, empleados u obreros.

Cierto número de estas personas estuvieron expuestos durante años a diversos factores de riesgo de suicidio, por lo que un conjunto dado atentó contra su vida y consumó el suicidio. Eso para nosotros generó, entre otras cosas, muchas familias con antecedentes de muertes de familiares por esta causa, el cual es un factor de riesgo importante y que seguramente ocasionó una fuerte marca en muchos hogares.

La realidad rural que coexistió con esa urbana estuvo marcada por otros factores. En entrevistas realizadas a médicos comunitarios de zonas rurales y a psicólogos y psiquiatras merideños, han señalado que entre los factores más destacados se encuentran el estilo emocional del merideño del ámbito rural.

 Esto a lo que se refiere, es a la manera como estas personas pueden reaccionar ante los acontecimientos que tienen un significado afectivo, que viene a ser el efecto conjunto de los genes del individuo y del entorno donde se desenvuelve.

 En otros términos, lo precedente se refiere a la personalidad e incluso cultura del merideño rural, vinculados estos aspectos con la dificultad para expresar los sentimientos negativos.

Otro elemento identificado en el ámbito rural es la endogamia (uniones matrimoniales o reproducción entre personas de la misma familia), la cual se practica con frecuencia en estas zonas y puede tener alguna relación con la aparición recurrente de casos de perturbaciones mentales.

 La esquizofrenia o la bipolaridad, son ejemplos de esas patologías que pueden ser heredadas a los descendientes. Asimismo, algunos profesionales señalan que en experiencias de campo han observado un importante número de individuos (sobre todo niños) que padecen trastornos como el autismo y déficit intelectual, que son trastornos del neurodesarrollo y que pueden estar relacionados con autolesiones o autoagresiones.

A todo lo anterior, se le adiciona la aparente frecuencia con la que se presenta la depresión también como trastorno mental. Diversas investigaciones desarrolladas en el mundo (Canadá, China, Costa Rica, EE. UU, España, Irán, México, Paraguay, entre otros) han logrado establecer una posible relación entre distintos trastornos mentales, la intoxicación por agroquímicos (empleados en las zonas rurales de Mérida especializadas en agricultura vegetal) y la exposición prolongada a estos productos.

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