Ecuador concentra importantes proyectos de infraestructura eléctrica que aprovechan el caudal de ríos tan importantes como el Napo, Pastaza y Santiago.
Aunque obras como la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair no originan un gran impacto ecológico, lo cierto es que se reporta con frecuencia la erosión de canales y otros ríos aledaños.
Las similitudes con Bolivia y Perú permiten señalar que, a pesar del potencial de generar energía eólica y geotérmica, la energía hidroeléctrica seguirá siendo la punta de lanza del desarrollo de Ecuador.
La historia reciente de la energía hidroeléctrica en Ecuador es similar a la descrita para Bolivia y Perú, sobre todo en lo que respecta a su reciente expansión y al predominio de sistemas D&T que aprovechan las ventajas geográficas de la cordillera andina. Al igual que Bolivia, Ecuador ha asumido el monopolio de la generación y ha recurrido a China en busca de asistencia tecnológica y capital financiero.
En 2013, Ecuador obtenía alrededor del 40% de su electricidad de la energía hidroeléctrica, pero en 2019 aumentó su contribución al 58%, mientras que el consumo nacional creció un 40%. Aproximadamente, el 80% de la energía hidroeléctrica instalada en Ecuador se genera en centrales de las cuencas hidrográficas del Napo, Pastaza y Santiago.
El diseño de la nueva central Coca Codo Sinclair aprovecha una caída vertical de 650 metros que incluye una cascada natural y múltiples rápidos a lo largo de unos 75 kilómetros de canal fluvial. El diseño D&T desvía el agua a través de un túnel de 25 kilómetros hasta unas turbinas situadas en el fondo de una curva, con una capacidad instalada de 1,5 GW. Es la mayor central eléctrica de Ecuador y suministra aproximadamente el 25% de la demanda nacional de electricidad.
Como la mayoría de los megaproyectos, fue concebida en la década del 50 y sufrió múltiples modificaciones antes de que el gobierno ecuatoriano la pusiera en servicio en 2009. Fue construida por la empresa constructora china Sinohydro y financiada por el Banco de Exportación EximBank de China. En la actualidad es administrada por una filial de la Corporación Eléctrica del Ecuador (CELEC).
Los impactos ambientales directos parecen moderados, el embalse sólo tiene 300 hectáreas y los sedimentos se devuelven periódicamente al río Coca. La barrera a la migración de los peces ya existía debido a la presencia de la cascada de San Rafael, situada entre la presa y la central eléctrica. La instalación está situada entre dos parques nacionales, el Parque Nacional Cayambe Coca y el Parque Nacional Sumaco Galeras, pero toda la infraestructura se encuentra en un valle fluvial previamente afectado por la servidumbre de paso de un oleoducto y la deforestación a lo largo de la carretera Troncal Amazónica.
Sin embargo, la integridad física del complejo hidroeléctrico está amenazada, ya que en febrero de 2020 el río erosionó un canal situado bajo el dique de lava que se había creado, y dejó la otrora magnífica cascada en un hilo de agua. En diciembre de 2020, la parte superior de la cascada, convertida ahora en una serie de rápidos, se habría desplazado unos tres kilómetros río arriba hacia la presa y el túnel de entrada.
Al ritmo actual de erosión, la parte superior de la cascada podría alcanzar la presa en un par de años, lo que obligaría a los operadores a cerrar el túnel que conduce a la central eléctrica. Esto pone en tela de juicio la competencia del estudio de viabilidad original y del EIA, así como el acierto de construir una infraestructura de importancia estratégica en la base de un volcán activo (El Reventador).
A pesar de su tamaño, el Coca Codo Sinclair no es el mayor complejo hidroeléctrico de Ecuador, que le corresponde al Centro Hidroeléctrico Hidropaute, que comenzó a operar en 1983 con la inauguración de la unidad D&T de Molina, de 500 MW, y su posterior ampliación en 1991, de 600 MW, a la que siguió la construcción en 2010 de las unidades D&T de Mazar, de 170 MW, y Sopladora en 2018, de 385 MW. Una cuarta unidad, Cardanillo, de 596 MW, está en desarrollo, y cuando esté terminada, la capacidad total combinada de las cuatro instalaciones superará los 2,1 GW. El Centro Hidroeléctrico Hidropaute es otra filial de CELEC, y su última incorporación fue construida por el Grupo China-Gezhouba con préstamos del EximBank de China.
De igual forma, está prevista una ampliación con una capacidad combinada prevista de entre 5 y 7 GW en el río Zamora, el brazo meridional del río Santiago. El diseño más probable prevé tres unidades D&R en cascada a través de un estrecho valle que atraviesa la Cordillera del Cóndor. Este diseño no sería diferente de las presas Pongo propuestas en el río Marañón y el proyecto El Bala/Chepite en el río Beni.