
Toda ciencia guarda algún misterio que estriba en un secreto, al cual pocos pueden acceder en pos de su descubrimiento y reconocimiento, aunque el término “misterio” encubre lo indescifrable o incomprensible. Así que no hay duda que el misterio acecha todo evento o presencia extraña que pueda lucir novedosa o paradójica.
Pero como la ciencia, de alguna manera, es expresión de la vida misma, cualquier explicación a lo que sucede en su composición o estructura hace ver al mundo más complicado de lo que la misma ciencia puede revelar.
En esa paradoja, la Economía, al igual que la ciencia política y otras, se torna misteriosa, profunda, enigmática y hasta impenetrable.
Aun así, esta disertación intentará dar con alguna interpretación. Pero en provecho de las necesidades que dificultan su inminente comprensión. Quizás un arreglo de lógica social o política, en su construcción más despiadada, podría avistar una respuesta algo convincente.
Aventurando una hipótesis
El camino de tal decisión pudiera comenzar comprendiendo que la Economía poco ha servido para replantear la definición a problemas que han trabado el desarrollo de la sociedad.
Posiblemente, por causa de ingentes conceptos relacionados con los múltiples problemas que han pretendido explicar la enrevesada distribución de la riqueza, la contrariada concentración del producto bruto nacional o el desequilibrio de la moneda aceptada como unidad de cambio en el mercado de bienes y servicios, entre otros.
Tercamente, la economía sigue ocultando de manera solapada la razón que descubre su capacidad y potencialidad para resolver los enigmas que atascan el crecimiento de las naciones del mundo y, por tanto, el bienestar y calidad de vida del ser humano.
Así ocurre, a pesar de su concepto cuya descripción fácilmente seduce toda vez que habla de su razón instrumental como “el intercambio de bienes y servicios que movilizan al mundo”.
A pesar de los infinitos esfuerzos que las historias de los pueblos refieren, el misterio de la economía pareciera cobrar más arraigo, especialmente, cada determinado tiempo o ciclo de vida económica.
De hecho, las contradicciones que encubre la economía, en casos aludidos a aplicaciones convencionales de variables económicas sometidas al ejercicio de sus respectivos manejos, son numerosas. Y hasta vergonzosas.
Evidencias estructurales
Por ejemplo, la comparación entre la productividad alcanzada en contextos agrícolas, industriales, empresariales o comerciales deprimidos, es descaradamente patética.
Ello pone de bulto el misterio que encierra la Economía y que, de continuar apresados por el escaso sentido de economistas encogidos respecto de sus capacidades de investigación, estudios y análisis prospectivos de la esencia de tan fundamental ciencia para la vida humana, pues indiscutiblemente genera poco o bajo impacto, en aras de liberar sociedades y naciones de la represión ejercida sobre derechos y libertades.
Mientras la Economía no disponga de economistas capaces de inducir el valor y efecto de libertades y derechos de pueblos maniatados y amordazados por políticas económicas formuladas a instancia de mediocres programas de desarrollo y de condiciones negadas al desarrollo integral, no habrá oportunidades aprovechadas en función de darle el lugar en la historia social y política que la Economía merece y requiere.
El foco del problema
Tan grave es dicho problema que su incidencia arropa otros, quizás de mayor conmoción y extendida repercusión a nivel social, cultural, moral y ética.
Tan descompuesta situación refiere la desigualdad, la deshonestidad, la envidia y el egoísmo. Pero también, la corrupción, el desgobierno, la improvisación, el inmediatismo, la demagogia, la ilegalidad, el desbarajuste, la opacidad, la desconfianza y el populismo, fundamentalmente.
La Economía se verá siempre encajonada y encajada a reductos conceptuales imposibles de hallar el sentido que su esencia comprende y contiene.
El misterio de la Economía no está definido por el problema que su entendimiento puede ayudar a resolver.
Su verdadero misterio está en la realidad con la cual hay que intimar. De no relacionarse con ella, no habrá duda de que seguirán mostrándose problemas seriamente críticos.
Los mismos proceden de situaciones oprimidas, entre otras razones, por seguir oculto el misterio de la Economía.