En la vida política, existen ciertas similitudes con la jerga deportiva. Sobre todo, al momento de confrontar postulados político-ideológicos que revelen posiciones encontradas, lo cual es común, advertirlas en el fragor de los procesos político-electorales.
Más aún, cuando el ánimo que inspira las emociones propias de toda contienda comicial, deja espacios abiertos a la imprevisión que cunde a la multitud, al tiempo que la improvisación insufla energías al máximo para terminar gestando respuestas a los problemas que ventean los discursos de candidatos y apasionados seguidores de opciones político–electorales que sufren manías de “triunfalismo”.
Sin embargo, hay circunstancias políticas caracterizadas por razones que identifican serios problemas. Algunos tan graves, que la confrontación político-electoral adquiere otra connotación.
Una connotación animada por la reflexión que generalmente distingue la facción mas moderada. Es decir, la parcialidad más apegada a valores morales y políticos, la que mejor interpreta los problemas que mayor incidencia tienen en las crisis políticas, económicas, morales o sociales que afectan la población.
El caso Venezuela
Es el caso que actualmente vivencia Venezuela, de cara a las elecciones presidenciales, las cuales el régimen político decidió realizarlas -inconsultamente- el venidero 28 julio.
Con ello, el régimen político nacional, dominado por la conflictividad efervescente, abusó del poder político -nuevamente- para pisotear la institucionalidad que, constitucionalmente, registra cada determinación político-gubernamental a ser ejecutada.
El repetido cálculo improvisado (en la coyuntura) que acostumbra el régimen acometer, hace que, políticamente, actúe a la deriva. No obstante, las decisiones que, por exaltadas son groseramente escandalosas, además elaboradas a instancia de los intereses más inminentes y furtivos del régimen, resultan siendo crudas “reacciones convulsivas” que presumen resolver los problemas que ahogan al país.
Es “hasta el final”
En contrario a tan inculto y desatinado espectáculo público, motivado por el vulgar populismo gubernamental ejercido por el régimen político, se halla la facción política que aboga por las libertades.
Su arraigo político viene de haber ganado la confianza del país en las elecciones primarias efectuadas el 22 de octubre pasado. Fue el principio de una gesta liderada por una combativa mujer quien, en su afán de construir conciencia, se ha dispuesto, amparada en la dignidad que caracteriza su empeño, (tal como dice su grito de lucha) llegar “hasta el final”.
Esta disertación busca analizar la interpretación que, desde la perspectiva del ejercicio político propio de todo actor social, cultural, administrativo o económico, recoge cada una de sus determinaciones declaradas. Más aún, aquellas contenidas a lo interno de la vida de cualquier organización. Particularmente, las que continuamente están definiéndose según las circunstancias que caracterizan el contexto que acoge su movilización. Es el caso que refiere esta facción política que intercede por las libertades del venezolano. Y que lidera una combativa y decidida mujer.
¿Cómo leer esta realidad desde la teoría política?
La teoría política permite indagar las realidades. Sin embargo, la intención de estas líneas busca hacerlo desde un enfoque humanista, ya que así se registran las fuentes de la situación en estudio de algunos fundamentos de la sociología política (reafirmación, proyección). Asimismo, trataría de comprenderse la fenomenología que explica los hechos que acontecen en torno a las especificidades que denotan las respectivas circunstancias.
Con base en tan sucinta explicación, bien vale atender el fenómeno político que está caracterizando el desenvolvimiento político venezolano. Y que, ciertamente, acontece ante la proximidad de las elecciones presidenciales venezolanas a efectuarse dentro de pocos días.
Análisis
Pudiera comenzarse por destacar la condición que caracteriza la mujer. Pero, ¿por qué de la mujer? Porque cuando la mujer se arma de poder, todo a su alrededor se reviste de ecuanimidad y dignidad. Aunque el caso que pretende estudiarse, alude a una mujer en especial, una mujer dispuesta a que el terreno donde ha de combatir y competir, será “hasta el final” y para validar su ideario “va con todo”. “Con todo” lo que le inspiran sus inagotables fuerzas e ideales de libertad y derechos.
Razón tuvo el príncipe Enrique de Inglaterra cuando manifestó que “cuando las mujeres tienen poder, mejoran inmensamente la vida de todos quienes están a su alrededor”.
Quizás tan emotiva declaratoria fue inspirada por la historia de la humanidad cuando da cuenta que la intuición de la mujer puede ser más acertada que el análisis más razonado que pudiera derivar del estudio situacional de una crisis de enorme impacto social o político, moral o ético.
Así se resume la intención de esta disertación. Más cuando Venezuela se halla intranquila ante un proceso político-eleccionario que desnuda emociones, pero igualmente, descubre desesperaciones, miedos y debilidades del actor político que más impotencia y agotamiento demuestra, indistintamente de la dilatada capacidad económica que detenta para publicitar propuestas que nunca logrará.
Basta con interpretar el lenguaje de los ojos de la combativa mujer persuadida que la lucha es “hasta el final” para comprender que su pensamiento lo ocupa el anhelo de libertad. Más cuando la realidad que su discurso refiere, desnuda al autoritarismo que ha tronchado el legítimo derecho a que el venezolano disfrute sus libertades y derechos políticos.
Su ideario lo basa en criterios que reivindican el respeto a la dignidad de la persona. Mientras que su discurso se fundamenta en la convicción de que todo venezolano debe vivir en tierras de equidad y justicia.
Educadora de la vida
Tan relevante y emérita venezolana, bien ha entendido que la política no es un asunto de ocasión, sino de cognición y razón. Quizás, es lo que la ha inducido a actuar cual educadora de la vida.
Por eso, ha sabido validar la estrategia de poner en claro que la espiritualidad debidamente dirigida, tiene el poder necesario para cruzar cualquier obstáculo, por corpulento, insolente o indecente que sea.
Estas líneas refieren a esa mujer venezolana, María Corina Machado Parisca, quien ha revolucionado el discurrir de la política nacional.
La forma asumida de vivenciar la política a lo largo de sus presentaciones, visitas y entrevistas de prensa, descansa no sólo en su intelectualidad, sino en haber creído en la consistencia de sus sueños.
Para concluir
El filósofo español Fernando Savater, al explicarle a su hijo Amador el concepto de política, argumentaba que “(…) quien bate el récord, empieza siempre dando un primer paso adelante”. Justamente, lo que ha llevado a esta valiente dama a llegar “hasta el final” que, bien ha sabido renovar las esperanzas de un pueblo sediento de libertad, a luchar “hasta el final”. Esto, que esta disertación ha intentado explayar, refleja lo que en el fondo de la situación que vive Venezuela, en virtud de la crisis que el régimen político venezolano ha inducido con su (des)gobierno, exalta el florecimiento de la esperanza.
