El Atlas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2023 del Banco Mundial, contiene la información sobre los avances y retrocesos registrados a mitad de camino en los esfuerzos por alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
El Atlas 2023 constituye un recurso visual en línea para los responsables de la toma de decisiones, la comunidad del desarrollo, académicos, periodistas y público en general, donde se destaca el papel de los datos en la implementación de los 17 ODS.
Los ODS, establecidos por las Naciones Unidas en 2015, exponen una hoja de ruta que busca abordar muchos de los principales desafíos mundiales, tales como poner fin a la pobreza, eliminar el hambre, ampliar el acceso a la educación, lograr la igualdad de género y enfrentar la crisis climática.
En el Atlas 2023 se analizan metas pertinentes de cada objetivo y se destacan tendencias importantes hacia el logro de los ODS, poniendo de relieve que los objetivos están interconectados. También se muestra que muchos de los objetivos se ven afectados por el cambio climático y la pandemia de COVID-19.
El cambio climático amenaza con empeorar las desigualdades de género.
Tal como revela un estudio realizado en Uganda, la responsabilidad de recolectar agua recae desproporcionadamente en las mujeres y las niñas.
Las mujeres adultas y las niñas adolescentes del país pasaban la mayor parte del tiempo (unas 4 horas por semana) buscando agua, mientras que los hombres adultos y los adolescentes varones dedicaban entre 1 y 3,5 horas a la semana, respectivamente.
Cuando se produce una sequía, las mujeres y las niñas soportan toda la carga adicional de acarrear agua: las mujeres adultas utilizan casi un 20% más de tiempo en esta tarea y las niñas, un 40% más.
En el caso de los hombres y los niños, no se registraron cambios en comparación con condiciones normales.
¿Por qué este ejemplo de Uganda tiene repercusiones en todo el mundo? A nivel mundial, uno de cada cuatro hogares carece de acceso a agua potable gestionada de manera segura dentro de sus casas.
A medida que el cambio climático aumenta la frecuencia de fenómenos meteorológicos como las sequías es probable que estas desigualdades empeoren, reduciendo las opciones y limitando las oportunidades económicas de las mujeres y las niñas.
Secuelas del COVID-19
La COVID-19 generó un gran impacto en el crecimiento económico y el PIB mundial sufrió la mayor caída desde la Segunda Guerra Mundial.
Hoy en día, el 95% de la población vive en países con un nivel del PIB más bajo que el previsto antes de la pandemia. Si bien el proceso de crecimiento se ha reanudado, ¿la recuperación económica beneficiará a todos?
En el Atlas se analizan las últimas tendencias sobre la prima de prosperidad compartida, que es la diferencia entre el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de los hogares y el crecimiento de todos los hogares. Los lugares donde los ingresos del 40% más pobre de la población crecen más rápido que el promedio general tienen una prima positiva. En los países con primas negativas, el crecimiento de los ingresos del 40% más pobre de la población es más lento.
Como se indica en el artículo sobre datos, en el 40% de los países que disponen de datos, los ingresos del 40% más pobre crecieron más lento entre 2012 y 2017. Pese a que aún se está a la espera de datos más recientes para saber de qué manera la pandemia afectó estas tendencias, una cosa es cierta: queda mucho trabajo por hacer para garantizar que los avances logrados después de la COVID-19 —y de otras crisis como la inflación y la invasión de Rusia a Ucrania— beneficien a todos.
A pesar de alcanzar niveles récord en 2022, la asistencia para el desarrollo ya no se centra en los países más vulnerables.
En respuesta a la COVID-19 y la invasión de Rusia a Ucrania, los miembros del Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) de la OCDE (los 31 principales países donantes del mundo) han intensificado su apoyo: los datos preliminares para 2022 indican que la asistencia oficial para el desarrollo alcanzó un récord de 211.300 millones de dólares, un aumento de casi el 28% en términos reales desde 2019.
Sin embargo, esto no es todo. La ayuda oficial sigue siendo modesta como porcentaje de las economías de los países donantes.
La proporción del ingreso nacional bruto (INB) que los países donantes miembros del CAD destinan a la asistencia osciló en torno al 0,3% durante los últimos 50 años, y en 2022 alcanzó el nivel máximo en 40 años, de 0,36%. Esto dista mucho de la meta oficial de los ODS (meta 17.2 de asignar al menos el 0,7% del INB a asistencia para los países menos ricos).
A pesar de que el volumen de la ayuda fue excepcional durante 2022, los datos preliminares indican una reducción del 0,7% en el financiamiento bilateral destinado a los países más pobres del mundo respecto de los valores de 2021.
Las consecuencias de esta baja son enormes, ya que estos países enfrentan graves obstáculos estructurales para el desarrollo sostenible y son los que más ayuda extranjera necesitan.
El Atlas se basa en los conocimientos de expertos en distintas materias, científicos de datos y profesionales de la estadística que trabajan en el Banco Mundial, así como de un equipo de diseñadores especializados en la visualización de datos.
Fuente: artículo publicado en la página web del Banco Mundial.