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Decíamos ayer

Miguel Galindo Sánchez

 www.escriburgo.com

miguel@galindofi.com

Me han escrito varios corresponsales, y corresponsalas, para que escriba algo sobre la creación del ser humano sobre la tierra, según y en base a la interpretación que nos facilita el Génesis… Lo cierto y verdad es que este tema creo haberlo tratado ya en más de una ocasión, y que debe haber por ahí artículos que, de alguna manera, se enredan en ese tema. Habría que buscarlos, desde luego. Es que, para aquellos que me siguen de antiguo, no sé si les gustará el sabor a ajo (lo digo por lo de “repetir” demasiado).

Pero, en fin, procuraré hacerlo distinto a cómo recuerdo, desde otro enfoque, o, al menos, añadiendo algo nuevo que no haya podido decir anteriormente… Lo que sí se debe hacer constar, por rigor, es que ese Génesis ”catolicicado” es una copia casi exacta de las antiguas escrituras sumerias sobre la Creación, y que Esdrás escribió cuatro o cinco siglos antes de Cristo, al regreso del destierro en Babilonia, siendo incorporado al “corpus” de textos que hoy se conoce como la Santa Biblia… Vale, una vez aclarado este punto, que considero importante, resulta obligado empezar por la cita clave de ese Génesis:

“Y dijo Dios: Hagamos al Hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza, y señoree sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre el ganado, sobre la tierra, sobre todo insecto y sobre todo reptil del suelo. Y creó Dios al hombre a su propia imagen”.

Tal es la traducción… Lo curioso del caso es que para definir lo que los exégetas  nos han colado por Dios, el original utiliza un dialecto arameo: Elohim, que es plural, esto es: literalmente dioses… Naturalmente, aquí nos viene el primer problema, y lo que choca con la ortodoxia católica (no cristiana, que es otra cosa) de que aquí no hay más dios que el que ellos dicen, y es solo y único, salvo en la posterior inventada Trinidad, claro, que también, dicho sea de paso, no deja de ser una adaptación de religiones más antiguas.

Claro… además es que el texto dice “hagamos un Hombre…”, o sea, primera persona del plural. No es que sea un autotratamiento mayestático ni nada de eso, no, es que los dioses se pusieron manos a la obra para elaborar un ser “a nuestra (otra vez plural) imagen y semejanza”… Esto es, un clon, una copia genética de ellos mismos, los Elohim. Vale. ¿Y con qué propósito, please?, pues está meridianamente claro que para que nos hiciésemos cargo del huerto, de un planeta, de un mundo, de un ecosistema, ya dotado de minerales, flora, fauna y todo bicho viviente, a los que había que bautizar por y para nosotros. Otro detalle que no debemos pasar por alto, es que, si tuvieron que “hacernos” para guardar la finca, es porque aquí no había nadie, ergo, por puñetera lógica, los Elohim vinieron de fuera de aquí; de nuestro exterior, de ánde sabe naide…

Otra aclaración plus, por favor: “Los creó macho y hembra. Y plantó Dios, el Eterno, un jardín en el Edén, y allí puso al hombre que había creado”, aclara también el Génesis… Queda claro que esos “mandados” o lo que fueran, eran tanto dioses machos como dioses hembras, toda vez que nos crearon “a su semejanza”. Y hay otro detalle que solemos pasar por alto y no deberíamos hacerlo: “y allí puso al hombre que había formado”. Está claro que el transcriptor tiene mucho cuidado en diferenciar al “macho y hembra” del “hombre”. Tomen nota feministas y feministoides: macho y hembra es el género, y el hombre es la especie.

Otra cosa y otro caso son los porquéses de tanta molestia. De aquí nace, de hecho, todo el tinglado humano, las guerras entre religiones por imponerse entre ellas, y el interés y el esfuerzo por imponerlas a sus creyentes y seguidores, defensores y apandadores… A lo largo de los cinco libros del Pentatéuco (la Torah judía) esos dioses, monotorizados ya en uno, exhibieron distintos nombres, derivados de la raíz YHWH: Yahvé, Jehová, Adonai, Shadday,, que significa “todopoderosa montaña”… todo ya cuestión de advocaciones, sin género de dudas. El que más se repite al principio es el omnipotente y siempre cabreado Yahvé.

¿Omnipotente?.. dado el comportamiento de tal dios: celoso, arbitrario, vengativo, sangriento, belicoso, perseguidor, etc. se deduce que de omnipotencia, nada; que temía perder un control y no dudaba en emplear los medios más violentos, sangrientos e inhumanos, indiscriminadamente además, para conseguirlo. No es ningún disparate reconocer que Yahvé usaba métodos policiales coactivos y severos para la consecución de un fin… ¿Cuál es ese fin?.. por deducción lógica, el que dictaron en principio los Elohim creadores, que le dejaron de gobernador de la colonia humana, al menos para empezar el rodaje.

El recuerdo en nuestro inconsciente colectivo de todas las civilizaciones y culturas de unos dioses que vinieron del cielo y luego volvieron a él dejándonos a nuestro libre albedrío, tiene sentido, y todos apuntan a un mismo origen: a una especie de tutelaje superior en nuestros primeros y torcidos pasos, con todos los aciertos y desaciertos en el proceso del plan… Esto no invalida una Creación infinitamente mayor de la que somos tan solo una minúscula parte; la parte de un proceso; con sus fases. Un arco de secuencia, esto es: una consecuencia de algo…

Nuestra situación ahora es de caos autodestructivo, o, al menos, así le parece a este menda…Y me pregunto: ¿si estuvieron aquí para inaugurarnos, volverán para clausurarnos?.. Ignoro si el experimento se dará por fallido o el resultado estaba dentro de un riesgo calculado. No lo sé, la verdad. Solo sé que si, a los que andamos por aquí, nos vuelven a soltar a un Yahvé, nos vamos a enterar de lo que vale un peine. A lo peor mete en un arca a cuatro gatos, e inunda la tierra hasta el gañote… o los mete en un ovni y le pega fuego al invento… Por cierto, ¿qué dijo Jesús que era Dios?.. ¿sí?.. pues aún lo tenemos por estrenar, por si no lo sabíais… 

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