La tarea a cumplir por la Comisión Nacional de Primarias en Venezuela, con miras a presentar un candidato único por la oposición, en un esfuerzo para abanderarlo en las elecciones del 2024 es tarea difícil. Muy difícil. Más que un arresto apreciable para lograrlo, es una tarea compleja; llena de una variopinta de obstáculos, que van desde los que coloca el gobierno hasta los de la misma oposición que, en algunos casos y no pocos, tiene una conducta que pareciera de franco apoyo a la acción gubernamental.
Por cierto, la mayoría de los precandidatos unos y francos candidatos otros, porque han dicho que no se someterán al proceso de Primarias, ostentan porcentajes de preferencia popular que, honestamente dicho les desacreditan.
En consultas muestrales de la opinión pública, por empresas encuestadoras serias, verdaderamente con fines de servicio público, los porcentajes de preferencia popular son pírricos.
Excepto dos precandidatos y un candidato, los demás parecen no contar. Por supuesto, no existen para estos últimos o como si no existieran, los números porcentuales de baja aceptación, sobre todo, los de alto rechazo.
El candidato ganador en el certamen del 22 de octubre de este año, no obtendrá el triunfo, hasta ahora, con un aplastante número de votos.
Son muchos los aspirantes que ayudan a diluir el voto duro y en algunos casos, se dice en grupos de opinión importantes, que algunos de ellos por sí mismos, son sólo un obstáculo y un inconveniente más para la realización exitosa del certamen.
Se sospecha que, por lo menos, un precandidato con cierta opción en las clases populares, es un tarifado del gobierno y que “lo mandaron; no vino”.
Algunos precandidatos, dicho con cierto humor, parecen tener o una elevada autoestima política o no conocen, aunque sea con relativa idea, a qué clase de actividad y de riesgos se enfrentará el elegido en primarias y su equipo. Sin contar los llamados precandidatos o candidatos folclóricos que no tienen la menor idea del ridículo al asomar sus nombres al torneo.
De estos, hay desde dueños de ferreterías, ajenos en todo a la política, hasta los que, con el auxilio de un abogado, introducen una acción de amparo en Sede Constitucional del TSJ contra la existencia de la Comisión Nacional de Primarias, para escandalizar a los ingenuos. Suponemos que su interés es darse a conocer con sus maromas, ante el público. Son los conocidos tiroteadores de todos los certámenes; sin influencia mayor y auténticos actores circenses…
Un examen, como ejercicio de elemental lógica, indica que hay posibles precandidatos y candidatos a la carrera presidencial, – como hemos dicho – sin oportunidad alguna. Todavía más: los hay que, inexplicablemente, insisten en presentarse de nuevo a la contienda electoral; son caras muy conocidas, pero sin mensaje efectivo, además, y actuan aun a riesgo de ser corridos, espantados, de las barriadas populares, por caraduras. Como ha pasado y se muestra en las redes sociales, porque su precandidatura carga con un rechazo casi que increíble, aunque muy explicable.
Las muestras los señalan con un porcentaje de rebote y con una opinión de claro aborrecimiento político y hasta personal, demasiado alto.
Insistimos. No son pocos los requisitos o atributos que más allá se lo legal, debería tener un precandidato, o candidato, pero la credibilidad personal de cada uno, siendo esencial es lo que más mengua. De lo que más carecen. Por otra parte, quienes están cerca de los que intentan y ya llevan largo trecho recorriendo el país, denuncian, cuando pueden, las dificultades que la autoridad regional o local impone. Vale la pena, por el detalle que voy a resaltar, que sería hasta cómico si no fuera por la carga de inmoralidad política exhibida. En efecto, no solo es la presencia de obstáculos oficialistas en las vías carreteras; desde alcabalas hasta partidas o gavillas de malhechores comunes y políticos, sino ahora ha aparecido la matraca motivada…en la que el guardia nacional o el PNB, explica y rezonga, con detalle las penurias sufridas, al exigir dinero o comida, para alimentarse él y los suyos. Porque ahora, en el país, se está imponiendo esta nueva forma de matraquear…el matraquero lo hace intentando justificar, en alta voz, sus necesidades y atrafagos.
No resisto la tentación de concluir la presente Crónica sobre “Primarias y otras cosas”, sin decir aunque sea, referido a que poco ha faltado para que algunos nombres sugeridos por partidos políticos, muy venidos a menos, reincidieran en traerse de España, de Colombia y de otros sitios del extranjero, a figuras nacionales de la política mercenaria vernácula.
Los venezolanos que conocen la situación del a día en el país, saben a quienes me refiero. Así estamos…