Daniel Noboa juró como presidente de Ecuador, un papel que los ciudadanos exigen que utilice para restaurar la seguridad pública que los cárteles de la droga y otros las organizaciones criminales les robaron a principios de la década.
El mandato de Noboa se extenderá sólo hasta mayo de 2025, que es lo que queda del mandato del expresidente Guillermo Lasso. Lasso acortó su mandato cuando disolvió la Asamblea Nacional en mayo mientras los legisladores iniciaban un proceso de juicio político en su contra.
El jefe de la recién elegida legislatura del país, Henry Kronfle, colocó la banda presidencial a Noboa durante una ceremonia en Quito, la capital.
En un breve discurso, Noboa dijo que el principal objetivo de su gobierno es «reducir la violencia y hacer del progreso un hábito». Reconoció que es “una tarea dura y difícil” de abordar en el corto plazo que desempeñará.
“No estoy en contra de nada, estoy a favor de todo”, afirmó. “Unamos fuerzas… dejemos los viejos esquemas políticos y concentrémonos en resolver los grandes problemas que aquejan al Ecuador”.
Bajo la dirección de Lasso, las muertes violentas en Ecuador se dispararon, alcanzando un récord de 4.600 en 2022, el doble que el año anterior. Asesinatos, secuestros, robos y otras actividades criminales pasaron a formar parte de la vida cotidiana de los ecuatorianos.
El asesinato del candidato presidencial y activista anticorrupción Fernando Villavicencio cuando salía de un mitin de campaña en agosto subrayó la frágil situación de seguridad del país.
La única experiencia de Noboa en el gobierno fue como miembro de la Asamblea Nacional que Lasso disolvió. Está heredando una economía debilitada y serios desafíos fiscales, así como el liderazgo de un país sumido en crímenes violentos.
“La economía y la seguridad son cuestiones indivisibles; es un frente importante en el que debe trabajar el presidente Noboa”, dijo Andrés Briones, analista y profesor de la Universidad Casa Grande en Guayaquil, Ecuador.
El gobierno de Noboa tendrá que “emprender reformas tributarias para fomentar el crecimiento y la revitalización de la economía”.
Pero cualquier acción que desee tomar para abordar los temas cruciales de Ecuador requerirá primero que negocie con la Asamblea Nacional, donde su partido carece de escaños suficientes para gobernar por sí solo.
El aumento de la violencia está relacionado con el tráfico de cocaína producida en los vecinos Colombia y Perú. Los carteles mexicanos, colombianos y balcánicos han echado raíces en Ecuador y operan con la ayuda de bandas criminales locales.
Noboa ha hecho una serie de propuestas para mejorar la seguridad, desde usar barcazas para alojar a los reclusos hasta conseguir más equipo para la policía. Si bien esas ideas lo ayudaron a ser elegido el 15 de octubre, ahora enfrenta el desafío de liderar a una población asustada hasta el punto de optar por quedarse en casa tanto como sea posible.
“Hemos sido secuestrados por el crimen organizado”, dijo Alejandro Zabala, profesor de la Universidad de Las Américas.
Pero Zabala cree que las políticas impuestas por Lasso fueron “un fracaso absoluto” y sugirió que el gobierno debe limpiar las filas de las fuerzas del orden, invertir en equipos para la policía y unirse a los esfuerzos regionales e internacionales contra el crimen organizado, ya que Ecuador “no puede ganar esta guerra sola”.
Al igual que Lasso, un exbanquero conservador, la riqueza de Noboa lo coloca en la cima de la élite ecuatoriana. Su padre, Álvaro Noboa, se encuentra entre las personas más ricas de Ecuador gracias a un conglomerado que comenzó en el cultivo y envío de plátanos y ahora incluye más de 128 empresas en decenas de países.
El joven Noboa abrió una empresa de organización de eventos cuando tenía 18 años y luego se unió a Noboa Corp. de su padre, donde ocupó puestos directivos en las áreas de envío, logística y comercial. Su carrera política comenzó en 2021, cuando consiguió un escaño en la Asamblea Nacional y presidió su Comisión de Desarrollo Económico.
Verónica Abad, política y empresaria, juró como vicepresidenta durante el acto del jueves.
El único presidente extranjero que asistió a la ceremonia fue el colombiano Gustavo Petro y también estuvieron presentes los vicepresidentes de Brasil y Honduras.
Los datos del Ministerio de Finanzas muestran que las arcas estatales recibieron 991 millones de dólares provenientes del petróleo entre enero y julio. Eso es menos de la mitad de los $2.3 mil millones que el estado recibió durante el mismo período del año pasado. Mientras tanto, la recaudación de impuestos este año cayó en 137 millones de dólares.
Según expertos, el desorden fiscal de Ecuador es, en parte, el resultado de la disminución de los ingresos provenientes de la recaudación de impuestos y las exportaciones de petróleo, de los cuales el país depende en gran medida.
Se espera que el déficit fiscal del país alcance unos 5.000 millones de dólares para finales de año, o más del 5% de su producto interno bruto.
El exministro de Economía y Finanzas Fausto Ortíz dijo que Lasso tuvo un buen manejo fiscal de la economía, apegándose a instrucciones del Fondo Monetario Internacional, con recortes en el gasto público y la inversión estatal y una reducción sostenida del déficit fiscal.
Pero Ortíz argumentó que “la parte fiscal no lo es todo en la gestión de un país” y la estrategia ha traído consecuencias no deseadas: ni crecimiento económico ni crecimiento del empleo.
