“Durante 20 años, mi grupo ha estado desarrollando métodos para transformar productos naturales, como la glucosa obtenida de la caña de azúcar o los árboles, en polímeros degradables y digeribles que no persistan en el ambiente”, dice Karen Wooley, Ph.D., investigador principal del proyecto. Pero esos productos naturales en general se cosechan a partir de recursos que también se utilizan para alimentos, combustible, construcción y transporte.
Así que Wooley comenzó a buscar fuentes alternativas. Su colega Jeffery Tomberlin, Ph.D., sugirió que podría usar los productos de desecho que quedaron del cultivo de moscas soldado negras. Esta es una industria en expansión que él ha estado ayudando a desarrollar.
Las moscas soldado negras son una buena fuente de productos químicos para fabricar bioplásticos.
Quitina de moscas desechadas
Las larvas de estas moscas contienen muchas proteínas y otros compuestos nutritivos, por lo que los insectos inmaduros se crían cada vez más. Sin embargo, los adultos tienen una vida útil corta, puesto que una vez concluido el ciclo reproductivo se descartan.
A sugerencia de Tomberlin, esos cadáveres de adultos se convirtieron en la nueva ‘materia prima’ para el equipo de Wooley. “Tomamos residuos que irían a la basura y los convertimos en algo útil”. Esto lo dice Cassidy Tibbetts, estudiante de posgrado que trabaja en el proyecto en el laboratorio de Wooley en la Universidad Texas A&M.
Cuando Tibbetts examinó las moscas muertas, valoró la importancia de la quitina. Este es un polímero a base de azúcar, no tóxico y biodegradable, que sirve para fortalecer el caparazón y/o el exoesqueleto de insectos y crustáceos.
En muchos sitios ya se extrae quitina de los caparazones de camarones y cangrejos para varias aplicaciones. Y Tibbetts ha estado aplicando técnicas similares utilizando enjuagues con etanol, desmineralización ácida, desproteinización básica y decoloración con lejía para extraerla de los restos de los insectos, con el fin de purificarla. La científica explica que su polvo de quitina procedente de moscas es probablemente más puro, ya que carece del color amarillento y la textura grumosa del producto tradicional.