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Charlie Palmieri se eternizó un día como hoy

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Por: José Antonio Aguirregomezcorta Gragirena

Carlos Manuel Palmieri Maldonado, mejor conocido como Charlie Palmieri nació en New York un 21 de noviembre de 1927 y se nos fue tal día como hoy 12 de septiembre pero de 1988; fue excepcional pianista, compositor y director de orquestas de Salsa, Latin Jazz y Jazz que marcó caminos y creó escuela en el piano caribeño, siguiendo – como él mismo expresara en varias ocasiones – el estilo clásico del ahora mitológico santiaguero Luis Martinez Griñán Lili.

Sus padres fueron Carlos Manuel Palmieri Villanueva – descendiente de inmigrantes venidos de Florencia, Italia – e Isabel Maldonado, nativa de la isla, quienes emigraron a New York desde Ponce, al sur de Puerto Rico en 1926, asentándose en el South Bronx, donde Carlos Manuel Palmieri Jr. nació.

Comenzó a tocar el piano a guataca pura y a los siete años su padre lo matriculó en la Juilliard School, para recibir lecciones del instrumento. Cuando Carlos Palmieri cumplió 14 años, participó en varios concursos de talentos y ganó varios premios junto con su hermano menor: Eduardo Alberto Palmieri Maldonado. Su abuelo entonces lo introdujo en la música de las bandas de música latina escuchando discos clásicos de Arsenio Rodríguez y La Orquesta Aragón entre otros, a la vez que pasaba horas escuchando Jazz por la radio, sobre todo los programas en vivo que normalmente se ofrecían en esos tiempos.

En 1943, cuando tenía solo 16 años y continuaba aún en la High School, hizo su debut profesional como pianista con la «Osario Selasie Band». Graduado en 1946, debutó en el mundo discográfico con el tema «Se Va La Rumba», como miembro de la banda del boricua Rafael Muñiz. Seguidamente, varias prestigiosas bandas le dieron la oportunidad, incluyendo las de Moncho Usera, Polito Galíndez, Bartolomé Hernández, «Sexteto La Playa» hasta que, en octubre de 1947 fue contratado para reemplazar a «Joe Loco» (José Estévez Jr.) en la banda de Fernando Álvarez en el Club Copacabana, por el entonces director musical de la banda Tito Puente, que quedó impresionado con el talento de Charlie Palmieri y le contrató para tocar con su banda en el mencionado club. Permaneció entonces con Tito hasta 1953 grabando todos los números que Puente produjo en ese período y tocando después con numerosas bandas, trabajó con la «Pupi Campo’s Band» y en el show diario que Jack Paar tenía en la CBS-TV.

Charlie formó también un par de orquestas para tocar en el «Palladium Ballroom», que en ese tiempo comenzó a construir su leyenda. Igualmente trabajó durante varios años en Chicago como solista en diversos locales, entrando en contacto con el Jazz clásico, el Chicago Blues y el Swing que imperaba en esa década.

Al retornar a New York formó la muy importante «Charanga La Duboney», con la cual impactó el ambiente latino newyorkino y además, conoció a otra futura figura de la futura Salsa: Juan Zacarías Pacheco. En medio de un gig mientras tocaba en el «Monte Carlo Ballroom», Palmieri escuchó al joven dominicano tocando la flauta y quedó impactado por su versatilidad; se le acercó, conversaron y la mezcla de la flauta de Johnny con las cuerdas de la orquesta de Palmieri, fueron el origen de la locura por la charanga de costa a costa en USA. Palmieri firmó con United Artists Records y obtuvo varios éxitos. Sin embargo, Pacheco dejó la banda y la disquera citada, rompió su contrato por un conflicto de intereses con su artista más comercial, Tito Rodríguez, quien era el «Padrino» de la compañía. Charlie firmó entonces con «Alegre Records» de Francis Morris Pelsman (el famoso Pancho Cristal de las canciones) y obtuvo nuevos éxitos, con los discos «Cómo bailan la Pachanga» y «La Pachanga se Baila Así».

Cuando decayó la popularidad de la pachanga, Palmieri giró hacia el nuevo ritmo de éxito, el Boogaloo, reformando la estructura de su orquesta, dejando aparte las cuerdas y la flauta e incorporando trompetas y trombones, y reduciendo el nombre de su banda a «La Duboney».

En 1965, consiguió un nuevo éxito con «Tengo Máquina y Voy a 60» y en 1967 con «Hay que Estar en Algo/Either You Have It or You Don’t». En 1968, Palmieri grabó «Latin Bugalu» para Atlantic Records.

En la década de 1970, Palmieri ejerció de director musical para el programa de TV, «El Mundo de Tito Puente», además desarrolló una labor pedagógica en diversos conservatorios, dictando cátedras de música clásica.

 En 1971, tras reorganizar su banda, Palmieri comienza a tocar el órgano, colaborando en discos de su hermano Eddie y especialmente en el estándar de la Salsa «Vámonos Pa’l Monte», el cual es un clásico imborrable de todos los tiempos que todo melómano debe apreciar.

En 1974, edita un LP titulado «El Gigante del Teclado», del cual se destacaron los éxitos «La Hija de Lola», «La Vecina» y «El Pan Sobao», con la participación del cantante puertorriqueño Vitín Avilés.

Dos años más tarde, en 1976, añadió la melódica en su grabación «The Heavyweight», un LP editado por «Alegre Records» ya parte del consorcio «Fania Records» de Pacheco y Masucci.

Entre los muchos artistas con los que trabajó Palmieri, están su hermano Eddie Palmieri, Celia Cruz, Tito Puente, Herbie Mann, Ismael Rivera, Rafael Cortijo, Ismael Quintana, Joe Loco, Nicky Marrero, Bobby Capó, Joe Cuba, Cheo Feliciano, Andy González, Mongo Santamaría, Frankie Dante y La Orquesta Flamboyán, Ray Barretto, George Sharing entre otros.

En 1980, Palmieri se mudó a Puerto Rico y en uno de sus múltiples viajes a New York por razones de trabajo, sufrió un ataque cardíaco. Se recuperó pronto y volvió al mundo de la música realizando un tour en 1982 por Venezuela y Colombia.

 En 1988, efectuó otra gira por el Reino Unido que fue exitosísima y le ganó mucho reconocimiento europeo, continente que apenas abría tímidamente sus puertas a ese extraño sonido que viene del otro lado del Atlántico.

Charlie Palmieri se dedicó a partir de entonces a dar lecciones de piano clásico y teoría musical en el Schuylerville Music Center del Bronx. Ese mismo año, 1988, apareció en la pésima película «Salsa» que nada tiene que ver con el filme de Fania All Stars de inicios de la década de 1970.

El 11 de septiembre de 1988, Charlie Palmieri sufrió otro ataque en New York, donde estaba para realizar un concierto como director musical de Joe Cuba. Murió al día siguiente, el 12.09.1988, en el Jacobi Hospital del Bronx dejando un legado enorme e importantísimo en el desarrollo de la Salsa y el Latin Jazz.

Tuve la suerte de verle en directo en par de ocasiones. La primera vez en el Poliedro de Caracas, donde sus cantantes fueron «Meñique», Tito Gómez (el intérprete de la «Sonora Ponceña», de la orquesta de Ray Barretto, la «Orquesta Amistad» y el «Grupo Niche» entre varias más) e Ismael Quintana. La segunda fue en un local en San Juan, Puerto Rico, cuyo nombre he olvidado. En las dos oportunidades me deslumbró. El poder de sus orquestas, la fuerza rítmica de la percusión, explosivo de los solos de sus músicos más su virtuosismo en las teclas fueron de lo mejor que he visto. Por ello se le denominó El Gigante de las Blancas y las Negras.

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