Miles de personas escapan desesperadamente de las inundaciones tras el colapso presuntamente provocado de la presa de Nova Kakhovka, en el oblast de Jersón, sur de Ucrania, mientras decenas siguen atrapadas.
Alrededor de 42.000 habitantes están en riesgo por las anegaciones a ambos lados del río Dniéper y al menos siete se encuentran desaparecidos, indicó Kiev este 7 de junio.
El desastre medioambiental es evidente con miles de animales silvestres muertos en la zona, pero las autoridades señalan que podría tomar días conocer la cifra total de víctimas y daños.
El desconcertante ladrido de los perros que se quedan atrás lesiona aún más el estado de ánimo de quienes se ven forzados a abandonar sus hogares ante la magnitud de las inundaciones en Nova Kakhovka.
Otros caminan por las calles anegadas con mascotas en brazos, niños en hombros y sus pertenencias en bolsas de plástico, mientras los rescatistas usan botes de goma para buscar en las áreas donde el agua cubre casi por completo a las personas.
En balsas y luego en camiones militares, cientos de personas siguen evacuando desesperadamente este martes tras la destrucción de la central hidroeléctrica y el colapso de la presa de la ciudad un día antes. Una tragedia en toda regla de la que aún no ha sido confirmada su autoría en medio del cruce de acusaciones entre las fuerzas de Kiev y las tropas de Moscú, que controlan el área donde se encuentra la instalación.
“Los rusos golpearon la presa y no pensaron en las consecuencias (…) No deberían ser perdonados”, sostuvo Oleksandr Sokeryn, que huyó de su casa con su familia después de que se inundara por completo.
Las evacuaciones están en marcha. Sin embargo, al menos siete personas se encuentran desaparecidas, alrededor de 100 permanecen atrapadas y miles de animales salvajes han muerto, señaló el alcalde impuesto por el Kremlin en la zona.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, acusó a los funcionarios rusos que ocupan el sur de Jersón, en el margen izquierdo del río Dniéper que rodea la región, de no cumplir con su deber de evacuar a los residentes, por lo que señaló que su Gobierno apelará a las organizaciones internacionales para ayudar a esas personas.
La escala del desastre es monumental. Aunque alrededor de 17.000 habitantes fueron evacuados un día antes, unos 42.000 habitantes se encuentran bajo riesgo por las inundaciones a ambos lados del río Dniéper, indican las autoridades ucranianas.
Unos 22.000 residentes viven en áreas con riesgo de inundación en localidades controladas por Rusia en el lado este del río, mientras que 16.000 habitan en la zona más crítica del territorio controlado por Ucrania en el lado occidental.
Además, “cientos de miles de personas se han quedado sin acceso al agua potable”, destacó Zelenski.
Las estimaciones de Kiev se conocen después de que el responsable de Asuntos humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, asegurara ante el consejo de seguridad que la ruptura de la presa “tendrá consecuencias graves y de gran alcance para miles de personas en el sur de Ucrania en ambos lados de la línea del frente mediante la pérdida de hogares, alimentos, agua potable y medios de subsistencia”.
“La gran magnitud de la catástrofe solo se conocerá por completo en los próximos días”, resaltó Griffiths.
Mientras los pueblos y aldeas están sumergidos bajo el agua, “el costo humano y ambiental de la destrucción de la represa de Kakhovka es un enorme desastre humanitario y la comunidad internacional debe unirse para llevar a los responsables ante la Justicia (…) Las normas del Derecho Internacional Humanitario protegen específicamente las represas, debido a los peligros que su destrucción representa para los civiles”, recordó la directora de Amnistía Internacional en Europa del Este, Marie Struthers.
Como si fuera poco, los civiles también deben permanecer atentos a las minas terrestres movidas por las inundaciones, advierte el Servicio Estatal de Emergencias en el oblast de Jersón tras acusar a las fuerzas rusas de hacer estallar la presa.
La destrucción de la represa Kakhovka también puede tener graves consecuencias ecológicas, económicas, militares y legales.
Acusando a Rusia de “ecocidio”, el presidente Zelenski remarcó que en el lugar ha sido lanzada una “bomba ambiental de destrucción masiva”, aunque Moscú niega cualquier responsabilidad y en cambio ha apuntado a Ucrania como la determinadora de la explosión.
Aunque las autoridades locales advierten que tomará días conocer el número total de víctimas y cuantificar los daños, las imágenes de la zona del desastre son devastadoras. Y es que miles de animales silvestres han fallecido y centenares de peces muertos se observan a orillas del río.
Además de los daños directos por la entrada de agua a viviendas, terrenos y empresas, las inundaciones pueden recoger sustancias químicas peligrosas de donde se encuentran almacenadas en tierra, distribuyéndolas en un área amplia y hacia el Mar Negro, explicó a la prensa ucraniana Oleh Savitskyi, experto en ecología de la organización sin ánimo de lucro Razom We stand.
Otras áreas pueden perder su principal suministro de agua durante mucho tiempo. Esto incluye a Crimea, ocupada por Moscú desde 2014, que dependía del agua desviada del Dniéper a través del embalse. Una situación que arruinará grandes extensiones de agricultura en el continente y la península.
Ante esta situación, los horticultores de la región perderán 20.000 hectáreas de tierra productiva, según la consultora agrícola Agroanalysis, cuyo director, Vadym Dudka, señaló que con el desastre se retrasó cinco años la restauración de la producción de hortalizas de Jersón.