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Cambio climático y migraciones en Latinoamérica

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Si bien en América Latina y el Caribe las expectativas de vida de la población van en aumento, paralelamente siguen coexistiendo enfermedades transmisibles con enfermedades crónicas no transmisibles, registrándose un incremento de éstas especialmente cardiovasculares y cáncer, además de un resurgimiento de enfermedades infecciosas ya erradicadas.

Todo esto, aunado a las grandes desigualdades que caracterizan a la región y los crecientes flujos migratorios, ejercerán un efecto adverso adicional sobre la salud y a futuro supondrán una carga aún mayor para los sistemas sanitarios latinoamericanos, muy vulnerables debido a su falta de infraestructura e insuficiente financiamiento.

Así lo advierte el estudio ‘Predicciones de salud en América Latina’, publicado recientemente en el Journal of Insurance Medicine.

El análisis señala la gran heterogeneidad en la esperanza de vida entre los diferentes países y ciudades de la región, que varía entre 74 y 83 años en las mujeres y entre 63 y 77 años en los hombres.

A ello se suma la gran variabilidad en los perfiles de mortalidad entre y al interior de los diferentes países y entre zonas urbanas y rurales de un mismo país.

“Si bien (en América Latina y el Caribe) las enfermedades crónicas no transmisibles ocupan los primeros lugares como causa de muerte, como ocurre en los países desarrollados, la proporción de muertes por cada una de las causas varía sustancialmente” se lee en el estudio.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), anualmente fallecen en la región 2,2 millones de personas entre los 30 y 69 años debido a alguna enfermedad crónica no transmisible.

Otro estudio estima que las enfermedades cardiovasculares, la mayoría de los cánceres, diabetes y enfermedades respiratorias crónicas, representarán aproximadamente el 81% de las muertes en América Latina y el Caribe para 2030.

La investigación de Insurance Medicinecoincide en que todos los países de América Latina y el Caribe atraviesan un aumento progresivo de la esperanza de vida, una reducción de la mortalidad infecciosa y un claro predominio de las enfermedades crónicas no transmisibles.

Sin embargo, los autores señalan que no es posible ignorar las divergencias regionales y las particularidades específicas sin precedentes que experimentan algunos países en la región. Por ejemplo, la longevidad en México se ha mantenido igual debido al aumento de la violencia y las tasas de homicidio, fenómeno que se ha replicado en Honduras, Centroamérica, Venezuela y algunos países del Cono Sur, afirman.

Según algunos estudios, América Latina es una de las regiones más violentas del mundo, con cuatro de las tasas más altas de la región en Centroamérica (Banco Mundial 2022).

El factor climático

Además de la violencia, otros factores de riesgo que están incidiendo directamente en la salud de los latinoamericanos son el cambio climático, la aparición de enfermedades zoonóticas (que pueden pasar de los animales a los seres humanos y que, como la COVID-19, pueden convertirse en pandemias), las desigualdades en los sistemas de salud y los altos flujos migratorios, dice el análisis de Insurance Medicine.

Además de la carga sobre los sistemas de salud, la migración también trae consigo hacinamiento y violencia. 

De acuerdo a un estudio publicado a inicios de este año en Frontiers of Public Health, en América Latina y el Caribe viven alrededor de 14,7 millones de migrantes, la mayor parte (10,9 millones) en Sudamérica, de los cuales 7,1 millones son venezolanos.

En los efectos del cambio climático en la salud, los autores del análisis no solo incluyen los directamente relacionados con eventos catastróficos, sino también aquellos relacionados con un aumento de la morbilidad y la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y pulmonares, cambios en patrones de enfermedades transmitidas por vectores, enfermedades transmitidas por el agua, desnutrición u otras enfermedades relacionadas con la nutrición.

Luis Jorge Hernández, profesor asociado y director de investigaciones de la Facultad de Medicina de la Universidad de los Andes (Colombia), coincide con los autores en que en América Latina hay un fenómeno de transición demográfica avanzada sobre todo en centros urbanos.

Sin embargo, agrega, esto no se ha acompañado de una transición epidemiológica, es decir, siguen coexistiendo casi por igual las cargas de enfermedad por enfermedades crónicas con transmisibles, las transmisibles y el complejo trauma violencia.

El investigador resalta otra característica que está ocurriendo en la región: aumenta la expectativa de vida, pero las personas se están enfermando en forma más temprana en la adultez joven o en personas menores de 65 años.

Por su parte, Reinaldo Guimarães, vicepresidente de la Asociación Brasilera de Salud Colectiva, afirma que el estudio en su conjunto ofrece un buen panorama de los determinantes de la situación de salud de las poblaciones de América Latina y el Caribe.

Sin embargo, reconoce, la investigación no ofrece aportes originales sobre estos determinantes ni aborda con mayor profundidad las formas de enfrentar los desafíos que señala.

“Entiendo que la inclusión del cambio climático y la migración como determinantes del estado de salud es un elemento altamente positivo y, entre todo el conjunto de determinantes que aborda es uno que, por su ‘novedad’, ha venido movilizando a gobiernos y otros actores para su enfrentamiento”, afirma.

“Creo que los desafíos del cambio climático y la migración dependen solo muy parcialmente de los sistemas de salud. Estos tendrán que prepararse para afrontar las consecuencias de estos fenómenos. Para ello, las recomendaciones se refieren a mejoras generales de los sistemas de salud, con miras a universalizarlos, garantizando la búsqueda de mayor cobertura y equidad”, puntualiza Guimarães.

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