Fotos: José Mayorca
Hey Diario Digital se complace en publicar un extracto de la Conferencia dictada por la Profesora Gloria Cuenca, Viuda de Herrera, Periodista y Comunicóloga en la Academia de la Lengua de Venezuela, en ocasión del Día del Libro y del Idioma.
Una de las grandes aproximaciones al tema del lenguaje, proviene de la corriente humanista que surge en las reflexiones del primer lingüista y semiólogo Ferdinand de Saussure. Esto fue ampliado y profundizado por la llamada y reconocida Programación Neuro-linguística o PNL. Dos importantes psicólogos norteamericanos, los Dres. Richard Bandler y John Grinder, inspirados en el grande, Ferdinand De Saussure, hacen una trascendental afirmación al asumir y señalar: “El lenguaje es el mundo”.
A partir de allí, nos damos cuenta, cómo está implicada la ética y más allá el “ethos” en el lenguaje. En primer lugar, el humano aprende a hablar. Nuestro entorno familiar, padres, abuelos, tíos, niñeras, amigos cercanos son la forma de transmitir esas primeras palabras, para organizar el lenguaje y aprender a hablar. La persona que no maneja bien el lenguaje por su origen, ¿Es responsable por no hacer uso completo y exhaustivo de sus posibilidades como hablante? Existen numerosos estudios al respecto. ¿Cómo no aceptar que quien crece en un ambiente culto, con padres preparados, tendrá seguramente un lenguaje completo y mucho más comunicante, que quien carece de esa posibilidad desde pequeño? No obstante, volvamos a la afirmación de Richard Bandler y John. Grinder: “El lenguaje es el mundo”.
¿Qué implica esto? ¿Se puede cambiar el lenguaje y entonces se cambia el mundo?
La obsesión del humano por cambiar, por transformar al mundo, mediante guerras, revoluciones, motines y demás estaría totalmente desvirtuada por esta posibilidad, aparentemente, más sencilla: cambiar el lenguaje, para cambiar el mundo. ¡Qué tarea les espera, estimados lingüistas! Esto en el plano individual tiene una importante evidencia en la multitud de personas incorporadas a estas vivencias y seguidas, con profusión, por el Dr. Rafael Echeverría, con su “Ontología del Lenguaje”. Vendría a ser una ampliación y complemento de la Programación Neuro Lingüística. Se abren inmensas posibilidades a una nueva manera de aproximarse al mundo, ¿utópica? ¿compleja? Tal vez, pero implica que seamos conscientes, estemos en paz y no se deberá dejarla, menos manejarla desde la utopía cerrada.
Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que las charlas las conversaciones parentales, los debates al interior del micro-mundo nos pueden cambiar nuestra visión del mundo También ayudarnos a encontrar el camino adecuado a nuestros intereses. Siempre una buena conversación o charla puede ser más estimulante, que el mejor video de Tik-Tok, solo que tendremos que prepararnos más, esa es nuestra meta y la nueva competencia. Imagino que todos aquí son buenos lectores. Sabemos el efecto que determinado libro puede hacernos, también incentivarnos a que veamos las cosas desde una óptica diferente.
El sueño de cambiar el mundo con las palabras, está siempre cercano a quienes creemos que las palabras, el lenguaje puede, al menos, ayudarnos a cambiar un aspecto del mundo.
Permítaseme disgregar por un momento. Todos los presentes saben, la trascendencia que los medios de comunicación tienen para el uso del lenguaje: bueno o malo. Más importante todavía, las palabras que usan los dirigentes de un país. Hace 25 años, se pretendió impulsar la forma grotesca, grosera y vulgar como elemento de popularidad y de cercanía con el pueblo. Sistemáticamente en largas alocuciones se hacía uso de groserías y vulgaridades. ¿Era un lenguaje obsceno? Tal vez. En mi opinión, la gente aceptó esa posibilidad, no se protestó y se usó, con profusión ese tipo de lenguaje. Sin embargo, rápidamente se dieron cuenta de que, era una fórmula “populista,” nada sincera, y que conducía a una mayor “insuficiencia del lenguaje”. Tal vez, no conocían esa denominación, pero sin duda la sentían.