La pérdida y degradación de su hábitat, debido a la actividad humana, son las principales amenazas que han provocado que esta especie esté en declive. Si esta situación no cambia, podría pasar a considerarse al caballito de mar una especie en peligro de extinción.
Gracias a una filmación clandestina se descubrió que más de 150 millones de estos animales son asesinados cada año para hacer productos curativos en China.
Los activistas dicen que la demanda no ha aumentando por lo que afirman que algunos de los productos hechos con caballitos de mar se están introduciendo en otros mercados como el inglés donde es ilegal su venta.
El biólogo marino Kealan Doyle encontró un mercado en la ciudad de Guangzhou que vende 20 millones caballitos de mar en un solo año.
Según Doyle “las tiendas tenían 30.000 caballitos de mar disecados en bolsas apiladas hasta el techo y hay 6.000 tiendas de este tipo solo en Hong Kong”. El biólogo dice que “no estamos hablando de un lento declive aquí, esta es una aniquilación absoluta de esta criatura única que ha estado con nosotros durante millones de años. A este ritmo, se puede erradicar dentro de 10 o 20 años”.
Si hay un animal que casi no vemos por su escasez y mimetismo es el caballito de mar. Su nombre científico es Hippocampus erectus. Son animales únicos que, con sus características y peculiaridades, los hace una especie muy curiosa.
El caballito de mar tiene una forma extraña y nada erguido, parece un pez extraordinario. Sin embargo, más de 45 especies viven en aguas costeras de todo el mundo. Los científicos han estudiado su biología básica, pero aún queda mucho por aprender sobre estos animales carismáticos.
Los caballitos de mar prefieren aguas tranquilas y poco profundas y prosperan en lechos de pastos marinos, manglares, estuarios y arrecifes de coral en aguas templadas y tropicales de todo el mundo. Nadadores relativamente torpes, estos peces se mueven agitando frenéticamente (hasta 70 veces por segundo) una aleta dorsal (en la espalda) y se apoyan en unas pequeñas aletas pectorales para estabilizarse y dirigirse. Como se cansan con facilidad, muchos son arrastrados por fuertes corrientes o mueren en mares agitados.
Se mimetizan con la vegetación del fondo marino para pasar desapercibido entre sus depredadores, entre los que se puede mencionar a las rayas, los atunes y los cangrejos.
Los caballitos de mar son depredadores de emboscada: se quedan quietos y esperan a que el kril, los copépodos, las larvas de peces y otros diminutos comestibles pasen flotando y luego los atrapen a una velocidad notable. Al no tener dientes ni estómago para almacenar la comida, estos animales utilizan sus largos hocicos como aspiradoras para extraer el plancton casi sin interrupción.
La pérdida y degradación de su hábitat, debido a la actividad humana, son las principales amenazas que han provocado que esta especie esté en declive. Si esta situación no cambia, podría pasar a considerarse al caballito de mar una especie en peligro de extinción.
En nuestro continente se encuentra en el Atlántico centro-occidental y se distribuye desde Nova Scotia, Canadá y el norte del Golfo de México hasta Panamá y Venezuela. En nuestro país los ejemplares se encuentran asociados a manglares, praderas de fanerógamas marinas como Thalassia testudinum, y en zonas de arrecifes coralinos.
Su monitoreo en lagunas litorales y superficies costeras del oriente del país, donde era común señalar su existencia en altas cantidades, indica muy bajas densidades poblacionales. Esto concuerda con los elevados niveles de reducción de sus colonias a lo largo de su área de distribución, estimados en al menos 30%. Sin embargo, como presenta un alto grado de plasticidad fenótipica para mimetizarse con su entorno, se hace muy difícil su identificación taxonómica. Estudios recientes indican que hay una fuerte estructuración entre sus poblaciones del Golfo de México y el mar Caribe, lo que sugiere que haya al menos cinco unidades de manejo (Florida, México, Honduras, Colombia y Venezuela).
Dado que está entre las especies más comercializadas, sobre todo con fines ornamentales, fue evaluada y calificada como Vulnerable.
Las colonias de caballitos de mar apuntan a un considerable problema de supervivencia, que se deriva de la combinación de la pérdida y fragmentación de sus hábitats naturales (tales como praderas de fanerógamas, ecosistemas coralinos y de manglar, la pesca intencional para su comercialización como recursos medicinales, peces ornamentales y la fabricación de curiosidades artesanales) y las capturas accidentales por aparejos de pesca no selectivos. La realización de actividades de pesca de arrastre durante muchos años en las costas del país puede haber sido un factor importante en la disminución de su abundancia poblacional.
Aunque en Venezuela no se tienen indicios de que haya un comercio nacional o internacional que estimule el desarrollo de operaciones de captura para el abastecimiento de las especies del género Hippocampus, como ocurre en otros países, no se puede descartar el incremento del comercio a futuro, dado su atractivo como peces ornamentales y el aumento de las prácticas de acuariofilia marina.
Aunque en Venezuela no se cuenta con medidas específicas para su preservación, todo el género Hippocampus ha sido incluido en el Apéndice II de la Convención sobre el comercio internacional de especies amenazadas de fauna y flora silvestres (CITES 2014), lo que implica que los 165 países miembros de esta Convención, entre ellos Venezuela, deben llevar a cabo un monitoreo sobre el comercio internacional de los caballitos de mar y generar el conocimiento necesario sobre sus poblaciones silvestres, de manera que se pueda contar con la información suficiente para evaluar y determinar los impactos que se ejercen sobre ellas.
Los datos de población de muchas especies de caballitos de mar son escasos, pero los científicos creen que la gran mayoría está amenazada y que algunas poblaciones están en rápido declive. Se desconoce cómo el calentamiento de los mares debido al cambio climático afectará a los caballitos de mar a largo plazo.