Menos de diez días después de que otro clásico del rock, Jeff Beck, David Crosby ha muerto a los 81 años de edad por causas que aún no han sido hechas públicas. Como Beck, Crosby era historia del rock. Si el primero podría definirse como una de las mejores guitarras del mundo, Crosby es una de las voces del movimiento hippy y del folk-rock.
Su carrera, como la de Eric Clapton o la del propio Beck, circula a través de meandros de grupos que se forman y se disuelven, en especial con sus compañeros Neil Young, Graham Nash, y Stephen Stills. Es una trayectoria de cinco décadas, especialmente influyente en sus 20 primeros años, en los que confundó The Byrds, uno de los grupos más influyentes de la entonces naciente psicodelia californiana, y la banda de folk Crosby, Still & Nash (conocida a veces por sus iniciales, CS&N), al que después se sumaría Neil Young (CSN&Y). Su mayor legado es el folk-rock que muchos vinculan al hippismo de los sesenta y principios de los setenta, aunque también hizo sus incursiones en el mundo del rock y de la psicodelia.
David Crosby podría escribir canciones sobre viajes inducidos por drogas (Eight MIles High) o cantar a la paz mundial. Pero no era una persona fácil. Muchos de sus compañeros de banda acabaron mal con él. Se fue de los Byrds por sus incompatibilidades (por decirlo suavemente) con dos miembros del grupo, Roger McGuinn y Chris Hillman, no se hablaba con su ex compañero de CS&N, Graham Nash, y nunca tuvo problema en decir quién era la estrella del rock que peor le caía (Roger Waters, de Pink Floyd, tal vez porque en la década pasada colaboró con David Gilmour, del mismo grupo y enemigo jurado del primero).
También pasó por la cárcel (cinco meses, en 1986) por posesión de drogas y armas de fuego tras una espectacular persecución policial por una carretera de Texas.
Hijo del director de fotografía Floyd Crosby, que ganó el Oscar en 1931, David Crosby vivió los años del esplendor del hippismo con toda la intensidad posible, y podría añadirse que él se encargó de mantener esa vida aunque fuera a costa de su hígado, que tuvo que cambiar por otro más sano en 1995 debido a sus abusos de la cocaína y el alcohol.
Siempre situado en el ala izquierda de la izquierda demócrata, Crosby mantuvo una marcada actividad pública hasta el final. Aunque hace varios meses declaró que no volvería a cantar en vivo por sus problemas físicos, apenas un día antes de su fallecimiento aún estaba tuiteando acerca de la detención en Alemania y su canción favorita de los Beatles, Eleanor Rigby.