El subjefe de la Guardia Revolucionaria de Irán, Abbas Nilforushan, también ha muerto en los ataques israelíes en Beirut.
La guerra de Israel con el grupo libanés Hizbulá ha escalado hasta niveles nunca vistos. El Ejército israelí anunció la muerte de Hasan Nasrala, líder de la milicia, en el bombardeo contra la sede central del movimiento en los suburbios sur de Beirut. Poco más tarde Hizbulá ha confirmado el fallecimiento de Nasrala.
En un comunicado castrense más detallado, el Ejército confirmó la muerte ayer de Nasrala junto a otros comandantes de Hizbulá, entre ellos, Ali Karki, comandante del Frente Sur del grupo chií, que se encontraban en el cuartel general subterráneo de la organización, en los suburbios del sur de Beirut conocidos como el Dahye, cuando fue bombardeado.
El gobierno israelí llevaba meses siguiendo los movimientos del líder del grupo chií libanés y decidió asesinarle en un ataque aéreo ante el temor de que fuera a perderle el rastro, revelaron en exclusiva tres fuentes de la defensa y la inteligencia israelí al diario The New York Times.
Dos de ellas aseguraron al medio estadounidenses que, para acabar con la vida de Nasrala, Israel lanzó 80 bombas durante varios minutos sobre varios edificios de Dahye, el barrio al sur de Beirut en el que se encontraba el cuartel general del grupo chií.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, dice que asesinar al líder de Hizbulá, Hasan Nasrala, se convirtió en una «condición esencial» para que Israel lograra sus objetivos de guerra. Netanyahu culpó a Nasrala de ser «el arquitecto» de un plan para «aniquilar» a Israel. La muerte de Nasrala es un paso necesario para cambiar el equilibrio de poder en Oriente Próximo, según Netanyahu.