Claves de la comunicación política moderna  Parte V

Claves de la comunicación política moderna  Parte V

Por: Orlando Goncalves

Cuando líderes de los países tratan de hacer ajustes en lo macroeconómicos, sin prever alternativas de auxilio a los ciudadanos más desfavorecidos, estos terminan pasándola muy mal.

@OrlandoGoncal

En la continuación de esta serie sobre las claves de la comunicación política moderna, hoy abordamos tres conceptos que sin dudas marcan una diferencia en estos tiempos cambiantes y convulsos.

Primer concepto: El secreto de la comunicación política.

Según Ralph Murphine†, había un solo secreto, y este era, que no había secretos. Agregó además que, la comunicación política moderna no posee recetas o fórmulas mágicas, razón por la cual había que tener mucho cuidado con los famosos gurúes, pues generalmente estos personajes son expertos en la pirotecnia electoral, es decir, son duchos en vender humo, pues presentan ideas que en un power point o en un canva se ven geniales, pero son irrealizables en la práctica.

Lo positivo que hoy tiene la comunicación política moderna es mucho estudio, investigación, debate, disciplina, trabajo, transparencia y realidad.

Estudio, para entender a profundidad, por una parte, el momento histórico presente y el contexto de dónde se desarrollará la campaña o la gestión de gobierno.

Investigación, pues ésta, a través de las diferentes herramientas, es la que permite obtener información y datos con rigor científico que faciliten, no solo el entendimiento de lo que están pensando, sintiendo y percibiendo los electores, sino que, en combinación con el estudio y el debate con otros profesionales, permite tener una mayor comprensión de la realidad imperante.

Por otra parte, la disciplina es fundamental en la comunicación política moderna. Disciplina y rigor en la investigación, disciplina en la ejecución táctica de la estrategia y del mensaje, disciplina en el cumplimiento presupuestario de la campaña y/o de la gestión de gobierno, disciplina del equipo de campaña o de gobierno, lo que a su vez lleva a que, tanto en campaña como en/o gobierno, haya transparencia en la ejecución de las acciones y con ello una fuerte dosis de realidad, impidiendo que, por un lado, se confundan deseos con realidades y por otro, mantener de manera constante, el foco en los objetivos estratégicos.

Lo anterior ha obligado entonces a replantear la arquitectura de la comunicación política moderna, haciendo que hoy día que sea necesario considerar varios elementos para la construcción de una estrategia, esto para estar a la vanguardia del mundo moderno que avanza aceleradamente, haciéndose cada vez más cambiante, con escenarios inesperados, con diversificación de fuentes de información, razones por las cuales, este replanteo debe, entre otras cosas, abarcar y considerar aspectos sociológicos, antropológicos, psicológicos, históricos, estadísticos, económicos, geográficos, topográficos, culturales, usos y costumbres, creencias populares ancestrales, características y tendencias de consumo de la población, en materia de alimentos, bienes y servicios, entre otros.

El estudio, análisis y posterior filtrado de todo lo anterior, sumado a la investigación social, al debate con otros profesionales, así como la correcta interpretación de toda la data y su priorización, permitirá entonces desarrollar la estrategia más adecuada para el momento histórico presente.

Con lo mencionado hasta ahora, nos permite llegar a otra clave fundamental en estos tiempos. La comunicación sin política, es solamente publicidad, y esta no es lo suficientemente poderosa para mover sentimientos en la población, cuando se trata de comunicar esperanzas, sueños y anhelos.

La publicidad busca promover productos o servicios para aumentar las ventas y generar beneficios económicos, mientras que la comunicación tiene como fin influir en las creencias, actitudes y comportamientos de las personas, generalmente con fines políticos, ideológicos o sociales.

Entonces las diferencias son bien marcadas, y es por ello que muchas campañas y gobiernos fallan a la hora de comunicar, pues no tienen claro los conceptos anteriores, pero, además, la comunicación exige estar soportada por hechos tangibles y medibles.

Si hablamos de campañas, la historia y las acciones pasadas de los candidatos (as) son hechos que pueden ayudar a dar sustento a lo que se quiere comunicar, y se habla de gobiernos, los hechos y acciones concretas de la gestión son el soporte de los que se quiere comunicar.

Ahora, en ambos casos, la forma como se comunica puede llegar a tener el mismo o más peso que lo que se quiera comunicar; razón por la cual, a la hora de implementar una estrategia de comunicación, además de escoger el canal o los canales más adecuados para llegar a los distintos targets o segmentos poblacionales, hay que estudiar la forma más eficiente de cómo comunicar, y como ya se dijo, esto es válido tanto para una campaña electoral como para la gestión de gobierno.

Así que, sin secretos, con claridad en la comunicación política moderna, y con la diferenciación entre publicidad y comunicación, es posible tener éxito en una campaña o en una gestión de gobierno.

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