“Lo único que nos salva de la burocracia es su ineficiencia” Eugene McCarthy – Senador de los Estados Unidos de América
El primer cara a cara entre los actuales aspirantes a ocupar la Casa Blanca tuvo lugar ayer en Filadelfia. En la capital del más codiciado “Swing State” debatieron por primera y tal vez por única vez la Vicepresidente Kamala Harris y el Ex Presidente Donald Trump.
Desde 1948 no ha existido un aspirante demócrata que haya podido prescindir de los votos de Pensilvania para alcanzar el Despacho Oval. De hecho, Trump compitiendo como republicano logró ganar en la crucial localidad en 2016 y el actual Presidente Biden hizo lo propio en 2020.
Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada y Wisconsin son los otros estados cruciales para inclinar la balanza en el particular sistema electoral americano, donde el voto popular no es el que determina al ganador sino quien consiga sumar más votos electorales provenientes de los estados. Según estimaciones realizadas por diferentes medios de comunicación, alrededor de siete de cada diez estadounidenses iban a presenciar en vivo el debate y alrededor de tres de cada diez tomarían su decisión al concluir el evento.
La cadena televisiva ABC fue la encargada de coordinar con ambas campañas las reglas y localización del debate, así como de seleccionar a sus moderadores. El primer segmento que se abordó fue el de la economía en el contexto de una alta inflación y una sostenida alza de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal. Harris aprovechó la ocasión para proponer un recorte de impuestos que vaya dirigido a los pequeños comerciantes y no a los grandes capitales como a su juicio propone su rival republicano.
Trump fiel a su estilo retórico comenzó a mezclar diferentes temas y no dudo en apuntalar su conocido discurso aislacionista con comentarios sobre la situación actual en la frontera sur, también rememoró su famosa política de imposición de aranceles a China como una medida exitosa que debe ser retomada y en cualquier caso profundizada. El candidato republicano sugirió que la idea de los recortes en impuestos fue uno de los éxitos de su presidencia y ahora sus rivales pretenden copiarle la idea y quitarle el reedito de la medida.
En cuanto al segmento de la frontera e inmigración la Vicepresidente Harris acusó al magnate de sabotear un proyecto de Ley Bipartidista en el Congreso con el que la administración federal destinaría recursos importantes a los organismos encargados de custodiar los pasos fronterizos. Harris cree que Trump busca monopolizar el tema y presentar su plan como la única solución al problema.
El candidato republicano por su parte recurrió a su talento de Salesman y con calificativos estruendosos y exagerados prometió llevar a cabo un plan de deportación masiva a más de diez millones de inmigrantes ilegales que según él provienen de instituciones mentales y cárceles, sin embargo, no hay reportes verificables e independientes de tal afirmación y Trump tampoco ofreció detalles de cómo llevaría a cabo semejante empresa.
Cuando llego el momento de abordar el tema del aborto y los derechos reproductivos la candidata demócrata sabía que había llegado su momento, pues desde que los magistrados conservadores en la Corte Suprema suprimieron Roe vs Wade, el voto femenino se ha acercado claramente a la esfera de Harris. Kamala prometió hacer valer el principio de que cada mujer es independiente para decidir sobre su propio cuerpo sin intervención del gobierno.
Donald por su parte se mostró orgulloso que fuera durante su presidencia que los conservadores lograron una mayoría de seis a tres en la Corte Suprema y nuevamente aseguró que si fuera por los demócratas los abortos fueron legales incluso con ocho o nueves meses de gestación. Nuevamente los expertos en fact checking no encontraron pruebas de que tales prácticas ocurran en ninguno de los cincuenta estados que forman la unión.
El Ex Presidente Trump ha construido su carrera de negocios principalmente a través de estas estrategias comunicacionales en donde lo importante no es la autenticidad de sus promesas sino el efecto que tendrán en el público y en la percepción que los votantes tendrán su sobre su nombre, sin otorgarle mayor importancia a la factibilidad de los hechos. Para Trump es más importante el cómo se dicen las cosas y lo que la gente perciba, pasando a un segundo plano el grado de veracidad.
Kamala Harris por su parte viene de construir su carrera política desde la base de su trabajo como Fiscal General de California, por lo que se le observó muy cómoda debatiendo a Trump y en muchos casos retándolo a la confrontación directa. Esta estrategia mucho más ofensiva y frontal pareció causar mella en Trump quien a ratos parecía perder el control y mostrar su rostro más iracundo. Fue evidente para la audiencia que Trump no estaba debatiendo a Joe Biden sino a una abogada con mucha experiencia retórica.
A menos de cincuenta días para las elecciones la batalla está lejos de terminar con las encuestas arrojando empates técnicos en muchos de los estados claves. La aspirante demócrata deberá cargar con lo bueno y lo malo de haber estado en el gobierno durante los últimos tres años mientras que Donald Trump deberá convencer a los votantes más moderados sin descuidar su base natural en la cual su discurso incendiario tiene mucha resonancia.