Por: Carlos Parra Rangel
La más bella, moderna y hermosa sede del Colegio Nacional de Periodistas , después del Edificio Casa Vacacional, ubicado en Naiguatá, es la de Barquisimeto, cuya estructura hoy parece convertirse en entelequia ante la mirada indiferente de los agremiados , quienes somos los llamados a darle vida, con el calor humano que requiere y que a gritos parecen solicitar voces nocturnas que emanan de ese recinto.
Lograda, gracias a la infinidad de invalorables gestiones realizadas por aquellos visionarios Periodistas , que desde la AVP, gestaron la colegiación para elevar el nivel profesional, se inauguró y puso al servicio común durante la primera década de los 60, convirtiéndose desde entonces ,por años, en punto referencial de la ciudad y en gran atractivo de la sociedad por las suntuosas y amenas actividades que en ella se celebraban.
Hoy, en víspera de la llegada de junio, mes durante el cual se celebra el Día del Periodista, 27/24. es oportuna la ocasión para abrir sus puertas, desempolvarlas e invitar a las nuevas promociones para concentrarse en ella, compartir e intercambiar opiniones y hasta trazar estrategias en unión y hermandad a objeto de revivirla y darle nuevamente el lustro que otrora tuvo nuestra Casa del Periodista, sede que con o sin luz, con o sin agua, debe ser punto de encuentro para celebraciones, reuniones y tratamiento de todo lo que nos sea inherente.
La reflexión en torno al caso debe ocupar a viejos y jóvenes , a agremiados y comunicadores conscientes de la responsabilidad social y democrática que tiene todo periodista, así como el sentido de pertenencia con todo cuanto atañe a la más asediada, delicada , difícil y comprometida profesión, pero la mejor y más reivindicadora del mundo.
Vamos , vamos todos el 27 de junio , después de los actos religiosos y cívicos a resucitar nuestra casa grande.