El delfín de Ricardo Martinelli se impuso con poco más de un tercio de los sufragios como el candidato más votado por los panameños en las elecciones del domingo 5 de mayo, erigiéndose como el presidente para el periodo que finalizará en 2029.
El mandatario electo afirmó que buscará una época de prosperidad con orden y subrayó que será él quien tome las decisiones, ante las suspicacias respecto a la presencia de Martinelli.
La selva del Darién, la perspectiva minera y un gobierno para todos, incluidos aquellos que no votaron por él, están entre los desafíos que remarcó para su mandato.
La controvertida campaña electoral en Panamá, acaparada por la habilitación o no de la lista del expresidente Ricardo Martinelli, terminó. Los electores decidieron poner su voto de confianza en José Raúl Mulino, la mano de derecha de Martinelli, que con poco más del 34% de los sufragios fue la opción mayoritaria dentro del abanico de ocho aspirantes a la Presidencia.
“Han sido tres meses de un trajín impresionante, pero estoy muy feliz de haber logrado la Presidencia con el voto mayoritario del pueblo panameño (…) Espero cumplir con cabalidad desde hoy hasta el último día de 2029”, afirmó.
Pese al contundente respaldo del exmandatario, que antes de ser inhabilitado en la contienda lideraba los sondeos de intención de voto, Mulino enfatizó que será él el encargado de desempeñar un rol que llevará adelante sin consultar al líder del que fue fórmula vicepresidencial. Mulino destacó que su amistad con Martinelli “no va a cambiar”, pero insistió en que será un jefe de Estado autónomo.
Este gobierno tendrá la particularidad de dejar vacante el puesto de vicepresidente, que era ocupado por el propio Mulino antes de que Martinelli fuese inhabilitado a presentarse en la carrera por la Presidencia.
El nuevo jefe de Estado del país centroamericano destacó que no tendrá un compañero en el Ejecutivo y que, constitucionalmente, no tiene permitido designar un vicepresidente ahora.
“En caso de una urgencia mía, como dice la constitución, el Consejo de Gabinete elige a un ministro para que me reemplace. Pero yo no tengo la capacidad legal de nombrar un vicepresidente”, detalló.
A pesar de marcar una distancia con Martinelli en lo referido a la gobernabilidad, defendió su inocencia en un caso “amañado” y que contó –según su punto de vista- con irregularidades profundas.
Recordó que él también debió padecer la “moledora judicial” y la “persecución” de Juan Carlos Varela por la que fue encarcelado seis meses.
Mulino recalcó que el juicio de Martinelli fue “perturbado en todos sus aspectos en relación al debido proceso y el derecho de defensa”.
“Le escondieron testigos importantes, no pudieron repreguntar y no le encontraron un dólar ilícito”, sostuvo.
En tanto, luego de repetir que el expresidente “merece un recurso de revisión”, aclaró que él no hará nada que “la ley no autorice”.