por: Gloria Cuenca
Todo lo que sube, baja; quien pierde, también gana, la alegría, sigue a la tristeza y viceversa; el miedo a la valentía, el día a la noche, el sol a la lluvia… Los contrarios existen y se suceden para mayor serenidad de quienes crecen, se desarrollan y evolucionan. Es la vida. La observamos a nuestro derredor, complace ver como el árbol que plantamos, florece y da frutos. Se marchita la flor, se coge el fruto, se come, si es posible. El ciclo vuelve a empezar. Nacen los hijos, crecen, maduran, se van; nosotros, decaemos, somos ancianos y al final, la eterna compañera, la muerte, nos alcanza, felizmente antes que, a hijos y nietos.
Ni siquiera hay que saber leer y escribir para entender que las cosas son así. Solo los soberbios, engreídos, obsecuentes mentirosos para sí y los demás, creen que pueden paralizar la historia.
En el siglo XX hubo la dictadura más larga del mundo: el comunismo soviético con 73 años en el poder. Ahora siguen Cuba (64 años) y Corea del Norte, (75 años) en competencia malévola para ver la continuación. ¿Quién se mantendrá, a pesar de ser odiados y repudiados por sus pueblos? Llevamos 25 años, “calándonos”; dicho coloquialmente, este desastre. “Tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe” y “No hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista”. Ambos, producto de la sabiduría popular. Un mínimo de consciencia ya determinados personajes deberían prepararse: ¿Para dónde se pueden ir? ¿Dónde los aceptarán? No hay brujo ni “babalao” que detenga al pueblo hambreado, harto, perseguido, atormentado, desesperado. En las zonas populares se da una cuenta: el “encanto se acabó”. Miseria, hambre, inflación y corrupción, “el pan nuestro de cada día”.
Los ancianos, reciben una pensión que no alcanza ni para la más simple comida. Tampoco medicinas. Quienes tenemos hijos que nos quieren y pueden, nos ayudan, desde afuera. ¡Ay de los pobres viejos que no tienen a nadie! No importa lo que hayas sido, los reconocimientos recibidos: no tienen compasión de los ancianos. Después de la oscuridad viene la luz. Ocurre, la hermosa decisión de convocar las primarias para escoger en democracia al candidato. Voces agoreras del régimen -muertos de miedo- dicen qué, “van a adelantar las elecciones” (si, como no), “investigaran de donde salen los reales para la convocatoria”. Seguro de PDVSA, no. Van a inhabilitar a precandidatos, ya están ¿o, todavía no? Reprimen a diestra y siniestra las posiciones disidentes. ¡Qué desesperación! Tantos dichos, dimes y diretes y no tienen una voz sensata que hable. No saben, ni entienden de democracia. Hasta ahora, les había salido bien, los llamados a la abstención, disimulada, (gente “encachilapada” de la oposición, llama a no votar; aparecen los “cadáveres insepultos”) Cada vez que había un propósito con el objetivo seguro, un sector de “ególatras” vuelto loco, se metía para acabar con lo logrado. Los que están hablando pistoladas para convencernos de no ir a votar en las primarias: que se callen. Algunos siguen con la tontería, de que no me gusta porque mira feo, y ésta tampoco, porque usa blusa blanca. Va siendo hora de crecer: observen, se acabó el tiempo. Se vota con el cerebro, no con el hígado, tampoco con el corazón herido. Para los de régimen, ¿No se dan cuenta? 25 años, un cuarto de siglo, resultó demasiado. Vayan a donde acepten sus reales putrefactos y corruptos. Suspiren por lo que tuvieron y perdieron; tomen consciencia, si la vida se les alarga, en la eternidad van a tener que rendir cuentas: esa es la verdad, no esta. Es lo real. No pasaron la prueba. Como era tradicional los rasparon en el examen de la vida. Ninguna novedad. Así pasó siempre.
Nosotros a lo nuestro: a entender que será uno/a solo/a elegido/a. Si triunfa él o la que nos gusta: ¡Chévere! ¡Una maravilla! Y si, quien triunfa no era él/la que postulamos: ¡Chévere! Ganó Venezuela y su democracia. Vendrá un período terrible después del 22/10. Prepararse y estar claros: no resultará fácil aceptar la derrota, después del 22 de octubre, para el gobierno. El ganador o la ganadora de la primaria tiene un píe en la presidencia. Por otra parte, encuestas señalan que, el candidato oficialista es una especie de “mal querido”. Nadie lo quiere, ni en su partido. El resto de América Latina tampoco está contento, ni siquiera los presidentes, supuestamente, afines. ¡Solo quienes viven de nosotros, lo necesitan, no lo quieren! ¿Cómo se hace? Unas son de cal, otras de arena. Qué no “cunda el pánico”. La desesperación es de aquel lado. No dejarse manipular por gente… que le quedó grande el momento. ¡Por favor! Esto no es para gente de pacotilla. Menos para los vendidos y quienes se tranzan por dólares. No se han dado cuenta: la dignidad y la honestidad no tienen precio. Dar a los hijos por herencia: mala fama, reales corruptos, los transformará en “parias de la tierra”, como dice su himno. La gran herencia: la verdad, la rectitud, la honestidad, la dignidad y el amor a nuestra Patria. A ellos les van a cantar: “a esconderse, que viene la basura”. ¡Dios nos proteja y ampare de esos otros males!