La noticia de la visita de Díaz-Canel a Estados Unidos ha generado críticas de exiliados cubanos, activistas y políticos cubanoamericanos que señalaron que su gobierno tiene alrededor de 1000 prisioneros políticos y que él es personalmente responsable de la represión contra cientos de manifestantes que salieron a la calle a protestar en julio del 2021 pidiendo libertades políticas.
Cuban Freedom March, un grupo que defiende los derechos democráticos en Cuba, y Cubadecide, una iniciativa que aboga por celebrar elecciones libres en la isla, organizaron una protesta que tendrá lugar el jueves por la tarde frente a la sede de las Naciones Unidas y luego se convertirá en una marcha.
«El régimen cubano no ha celebrado elecciones democráticas en 64 años, negando al pueblo cubano su derecho a elegir a sus líderes. Esto viola los principios de autodeterminación de la Carta de la ONU», dijeron los dos grupos en un comunicado. «Además, más de mil presos políticos, entre ellos 37 menores, languidecen en las cárceles cubanas por sus creencias. Esta opresión es inaceptable».
Más tarde ese día, la Fundación de Derechos Humanos organizará un evento moderado por la coordinadora y activista de Cubadecide, Rosa María Payá, titulado: «El régimen cubano, una amenaza internacional». Daniel Ortega de Nicaragua y Nicolás Maduro de Venezuela, los otros dos dictadores de la región, no asistirán a la Asamblea General pero saludaron a Díaz-Canel en La Habana adonde viajaron para participar en la cumbre del G-77 que tuvo lugar el viernes y sábado.
El rechazo es mayoritario desde que el gobernante cubano Miguel Díaz-Canel y su esposa Lis Cuesta fueron recibidos en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy de Nueva York por la Embajadora de Cuba en Washington, Lianys Torres Rivera y el representante de la isla ante las Naciones Unidas, Gerardo Peñalver Portal.
Miguel Díaz-Canel aterrizó en Nueva York en su segunda visita a Estados Unidos para participar en varios eventos durante la semana de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas, la reunión anual más grande de líderes mundiales. Después de un fin de semana ajetreado, cuando fue anfitrión en La Habana de la cumbre del G-77 más China, un grupo surgido del movimiento de no alineación de la ONU que ahora incluye a 123 países en desarrollo, Díaz-Canel confirmó el domingo en la mañana la noticia— reportada primero por el Nuevo Herald— de que vendría a los Estados Unidos.
La agenda de Díaz-Canel debe comenzar con una reunión a puerta cerrada el lunes por la mañana con la representante estadounidense Barbara Lee (D-CA), partidaria desde hace mucho tiempo de la normalización de las relaciones con Cuba y miembro de la delegación de Estados Unidos en la 78 edición de la Asamblea General.
Más tarde en la mañana tiene previsto dar un breve discurso en el foro político sobre desarrollo sostenible convocado por Naciones Unidas. Allí fue invitado a hablar como presidente temporal del G-77 más China, lo que le proporciona una plataforma para que Díaz-Canel exponga las conocidas ideas de Cuba sobre la promoción de un «nuevo orden global multilateral» para contrarrestar la influencia estadounidense.
Es probable que hable sobre el impacto de las sanciones sobre el «derecho al desarrollo», una referencia al embargo estadounidense que Cuba insertó en la declaración final del grupo que se reunió en La Habana.
Pero el viaje brinda una oportunidad única para que el líder cubano arremeta contra Estados Unidos en el escenario mundial, y un alto funcionario cubano dijo que Cuba espera que otros países se sumen al coro de voces que abogan por levantar el embargo estadounidense. «Se aprovecharán todos los espacios posibles en esa tribuna internacional para condenar el criminal bloqueo contra Cuba y las medidas coercitivas unilaterales contra cualquier país; así como toda práctica colonialista, hegemonista, injerencista y discriminatoria en las relaciones internacionales,» afirmó Rodolfo Benítez Verson, funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba.
«Las pretensiones de los Estados Unidos de aislar a Cuba han fracasado estrepitosamente.,» dijo Díaz-Canel en una entrevista publicada el domingo en el sitio web oficial de la oficina de la Presidencia de Cuba. Para este martes 19, durante el llamado debate general, cuando los líderes mundiales dan un discurso, Díaz-Canel hablará en sexto lugar en la misma sesión que el presidente Joe Biden.
El miércoles por la mañana, el líder cubano participará en una mesa redonda sobre cómo «fomentar la sostenibilidad de la deuda». Cuba, que no es miembro del Banco Mundial ni del Fondo Monetario Internacional, informó por última vez de una deuda externa de 19,700 millones de dólares en 2020 y no ha pagado cuotas anuales en los últimos años al Club de París, un grupo de funcionarios de los principales países acreedores a los que les debe alrededor de 2,6 mil millones de dólares.
Díaz-Canel viajó acompañado de su esposa, Lis Cuesta, y una delegación de funcionarios gubernamentales de los ministerios de Relaciones Exteriores, Inversión Extranjera y Salud Pública, entre otros. El ministro de Salud Pública, José Angel Portal Miranda, participará el jueves en un encuentro sobre cobertura universal de salud. Si bien el sistema de salud pública de Cuba es gratuito, su infraestructura y servicios se han derrumbado por la falta de inversión gubernamental, y los suministros básicos y los medicamentos son escasos. Díaz-Canel viajó por primera vez a Estados Unidos poco después de que el general Raúl Castro lo nombrara su sucesor en la presidencia en 2018.
En esa ocasión, él también asistió a la Asamblea General de la ONU, se reunió con representantes de empresas estadounidenses, políticos como el entonces alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, cenó y bailó con sus seguidores en un evento en la embajada de Cuba en Washington. Esta vez, también es probable que celebre eventos al margen de la agenda oficial de la ONU.