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Hospitales pediátricos en Venezuela están en crisis caótica

Los relatos de las madres del J. M de los Ríos son desgarradores: Se preocupan todos los días porque sus hijos no mueran
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Por: Félix Carmona / CNP: 4.188

             La crisis por la que atraviesan los hospitales y centros de atención infantil, en Venezuela, es un fiel reflejo, de una nación sumida en el caos, por un régimen sin norte, que antepone sus intereses antes de solucionar los problemas más urgentes de su población.

En Caracas hay dos hospitales conocidos que alguna vez llegaron a ser referencia, y hoy, son la radiografía de lo que ocurre en gran parte del país: Ambos, sumergidos en el colapso del sistema sanitario venezolano, lo que para un niño, niña y adolescente (NNA) representa un riesgo de vida y salud. En un país con un contexto de crisis económica, que no permite a todas las personas acceder a medicinas o atención en una clínica privada.

El Hospital de Niños Dr. José Manuel de los Ríos (J. M.) ubicado en la avenida Vollmer de la Urbanización San Bernardino y El Pediátrico Luisa Cáceres de Arismendi, ubicado en el complejo hospitalario Dr. José Ignacio Baldó, conocido como El Algodonal, en Antímano, son dos casos con algo en común: El deterioro y la falta de insumos, una situación que no mejora y hace más complicada la vida de los jóvenes con enfermedades crónicas, según informe de Provea.

Abandonados y sin trasplantes

“Cuando alguien muere pienso que seré el próximo”, fue una de las frases que usó en 2021 uno de los jóvenes del J.M de los Ríos, paciente de la unidad de Hemodiálisis, que participó en una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para relatar la cruda realidad que vive un paciente a la espera de un trasplante, además de la falta de insumos. La audiencia fue en junio. Para diciembre de 2021 y hasta el último día de ese año los niños seguían muriendo sin respuestas contundentes de las autoridades.

Sebastián Morillo de 15 años pertenecía al servicio de Hematología y falleció el 31 de diciembre de 2021. Perdió la vida esperando un trasplante de médula ósea. Los menores culminaron el 2021 muriendo y empezaron el 2022 bajo las mismas condiciones.

Juan Morales de 17 años, era del Servicio de Nefrología y murió el 7 de enero de 2022 necesitando un trasplante de riñón.

            La esperanza de los niños, niñas y adolescentes se mantiene presente a pesar de las circunstancias. Las madres denuncian constantemente “la mala dirección del hospital” y entre la desesperación no dejan de pedir al Estado que cumpla como garante del derecho a la salud.

El deterioro de la infraestructura deja en evidencia el abandono. A pesar que áreas como triaje y emergencia fueron remodeladas, no es suficiente y no responden a los principios establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según explicó Katherine Martínez, abogada y directora de la organización Prepara Familia, quienes brindan apoyo a niños, niñas y adolescentes hospitalizados, además de a las madres.

“Fueron solo dos áreas las que se arreglaron, pero eso no es lo que se está solicitando para todo el hospital. Es un porcentaje mínimo. En las unidades pediátricas hay abandono y deterioro”, aseguró Martínez.

“La condición del hospital deja mucho que desear. En la actualidad el Servicio de Nefrología no es ni la cuarta parte de lo que era antes. El deterioro de la infraestructura ha sido muy alto y la falta de mantenimiento mucho más. Si las mismas mamás del servicio no mantienen la limpieza no lo hace más nadie, ya que a veces el servicio cuenta con aseo y en otras oportunidades no”, mencionó otra fuente vinculada al hospital.

Los relatos de las madres del J. M de los Ríos son desgarradores: Se preocupan todos los días porque sus hijos no mueran, porque no falte el yelco (dispositivo de seguridad para la inyección hipodérmica, para recoger la sangre, el muestreo de sangre arterial y la infusión IV periférica de medicamentos y soluciones por vía intravenosa) la inyectadora.

También el scalp (puente o pedículo que permite la vascularización de la piel, cuando hay un despegamiento de la misma, las denominaremos heridas con colgajo, cuando afectan el cuero cabelludo).

Que no falte el agua ya que sin el servicio no se pueden dializar, no olvidar el cloro y el desinfectante, para llegar a limpiar en el hospital y para no ser reprimidas si salen a la calle a protestar para exigir mejores condiciones e insumos.

El 1 de enero de este año se cumplieron cuatro años y siete meses de la suspensión del Programa Procura de Órganos en Venezuela, lo que dejó desamparados a los niños que necesitan un trasplante para poder vivir. Solo en el servicio de Hematología se registraron 23 muertes en 2021, en Nefrología fueron 16, indican cifras de la Organización Prepara Familia. Los datos del 2.022 se desconocen hasta ahora

El artículo 15 de la Ley Orgánica para la Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopna) señala que: “Todos los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la vida. El Estado debe garantizar este derecho mediante políticas públicas dirigidas a asegurar la sobrevivencia y el desarrollo integral de todos los niños, niñas y adolescentes”.

“La condición del Hospital deja mucho que desear. El Servicio de Nefrología no es ni la cuarta parte de lo que era antes. El deterioro ha sido muy alto y la falta de mantenimiento mucho más. Si las mamás no mantienen la limpieza no lo hace más nadie”

El Hospital José Manuel de los Ríos se mantiene como el principal y más importante centro de atención pediátrica del país. Cuenta con 34 servicios agrupados en tres departamentos (Médico, Quirúrgico, Medicina Crítica y Emergencia). Así mismo, dispone de un Departamento de Ciencias Auxiliares y Diagnóstico con 16 servicios y una división de Enfermería.

Hoy en día, en el J. M. de los Ríos el derecho a la salud se encuentra vulnerado. La crisis de insumos, falta de tratamientos, falta de personal médico, cierre de departamentos, falta de camillas, fallas en el suministro de recursos básicos como la luz y el agua, entre otros factores hacen que la muerte de niños, niñas y adolescentes sea el resultado de la situación precaria que vive la institución,

El 12 de marzo, un día antes de anunciarse la llegada del nuevo coronavirus (la variante brasilera) a Venezuela, ocurrió una de las tantas protestas en la institución. Personal médico, administrativo y padres de niños, niñas y adolescentes alzaron su voz -otra vez- para exigir sus derechos.

El exdirector del hospital, Huniades Urbina, expresó a Cecodap que la razón de la manifestación es “hacer un llamado de atención al gobierno nacional, al Ministerio de Salud, para que tome en consideración las deplorables condiciones de salud tanto en el J. M. de los Ríos como en todos los hospitales del país”.

Ese mismo día, a sabiendas de la protesta convocada con 15 días de anterioridad, llegó un camión al hospital con medicamentos.  Urbina tildó el acto como una “pantomima”, ya que en situaciones anteriores “llegan los insumos en la mañana y en la tarde los sacan por la puerta de atrás y se los llevan”.

Actualmente, el centro de salud se encuentra con múltiples servicios cerrado. Entre ellos se encuentran: la terapia intensiva, cirugía cardiovascular, cardiología, consultas de hematología (por falta de agua), oncología, parte de hospitalización, terapia intensiva, anatomía patológica y tomografía y equipo de rayos X.

Otra de las carencias en el mencionado hospital infantil está que solo funcionan dos quirófanos, de siete, y de manera intermitente, porque se encuentran en el piso siete y el hospital solo cuenta con un ascensor.

En el mismo ascensor suben y bajan pacientes, comida y hasta cadáveres. La falla de los ascensores fue reportada en 2010, cuando se presentó una de las primeras crisis del hospital ante el tratamiento para la tuberculosis y la dificultad de transportar pacientes en silla de ruedas por la falla de los ascensores.

Sumado a todo esto existen muchas deficiencias más como la falta de camillas. Este insumo disminuyó a menos de la mitad. Ahora hay solo 96 camillas disponibles cuando debería contar con 300.

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