Las olas de calor como las que se están viviendo en estos días serán normales en el futuro.
El calor extremo provoca devastadores incendios forestales en varias partes del mundo, además de sequías sin precedentes y récord de altas temperaturas.
Las olas de calor y otras tendencias negativas en el clima serán cada vez más frecuentes y continuarán al menos hasta 2060, independientemente del éxito o no a la hora de mitigar el cambio climático, según ha advertido en mas de una ocasión el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Este patrón está relacionado con el calentamiento observado del planeta que puede atribuirse a la actividad humana, lo que suscita una gran preocupación por el futuro del planeta.
En el futuro este tipo de olas de calor serán normales y veremos extremos aún más fuertes, ya que se ha lanzado tanto dióxido de carbono a la atmósfera que la tendencia negativa continuará en las próximas décadas y de momento no hemos sido capaces de reducir las emisiones mundiales.
Ya se ha perdido la partida en lo que respecta al deshielo de los glaciares. Esperamos que el deshielo de los glaciares continúe durante los próximos cientos de años o incluso miles de años… El aumento del nivel del mar continuará durante el mismo período.
La doctora María Neira de la Organización Mundial de la Salud señaló que las olas de calor suponen un desafío, ya que cuando la temperatura llega a 41 grados es algo excepcional y el cuerpo tiene que luchar por mantener estable la temperatura interna.
Esa lucha genera a su vez fatiga, golpes de calor, hipertensión, hipertermia y un cambio de comportamiento, agravado por la falta de descanso nocturno, que afecta incluso la salud mental.
Las olas de calor también actúan como una especie de tapa atmosférica, atrapando contaminantes y degradando la calidad del aire, con consecuencias negativas para la salud, sobre todo para personas vulnerables como los ancianos.
El cambio climático está afectando a nuestra salud de muchas maneras, no sólo por las olas de calor, que tienen consecuencias directas, sino también en otros ámbitos de la atención sanitaria esencial, como el aumento de los niveles de enfermedad.
También está en juego el acceso confiable a los alimentos y al agua, ya que los niveles de producción agrícola pueden verse en riesgo, y seguramente habrá escasez de agua.
El 99% de la población mundial respira un aire que no cumple las normas sanitarias establecidas por la ONU, lo que repercute enormemente en las afecciones respiratorias y cardiovasculares crónicas.
También son evidentes los efectos de estos fenómenos climáticos extremos en la agricultura, ya que secan los cultivos antes de las cosechas.
Las olas de calor también tienen un impacto en el turismo ya que no es muy agradable visitar los sitios turísticos de países a temperaturas que rondan los 40 grados.
El récord de temperatura en Europa, registrado en la isla italiana de Sicilia el año pasado, alcanzó los 48,8 grados centígrados.
La preocupación es que estos récords se producen cada vez más cercanos en el tiempo.
Llevamos mucho tiempo alertando de que el cambio climático está afectando mucho a la salud humana, lo que también repercutirá en la lucha por alcanzar las emisiones netas de carbono, y en la crucial transición hacia fuentes de energía limpias y renovables.