El descubrimiento se realizó a través del Observatorio Estratosférico de Astronomía Infrarroja (SOFIA), que detectó moléculas de agua (H2O) en el cráter Clavius, uno de los más grandes de la Luna.
Este hallazgo podría ser clave para futuras misiones espaciales y la exploración del universo, ya que la presencia de agua podría ser utilizada para producir combustible y para apoyar la vida humana en futuras bases lunares.