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Vacaciones de invierno para los que viven en Bariloche, todo un desafío

Los más chicos ya no tienen que ir a la escuela y hay que cubrir esas horas con distintas actividades. Las familias tienen el paraíso al alcance de la mano pero las opciones para disfrutar se achican cuando el bolsillo no acompaña. ¿Cómo lo resuelven?.

Alegría para los chicos. Dolor de cabeza para los padres. Las vacaciones de invierno obligan a los adultos a evaluar y barajar todo tipo de opciones a modo de actividades en función del presupuesto, posibilidades y tiempos.

Solo algunas familias logran viajar; otros pocos toman clases de esquí y snowboard y hay quienes concurren a un puñado de colonias de vacaciones.

El Ski Club Bariloche ofrece escuela de esquí durante los 10 días, de lunes a viernes, a 65.877 pesos argentinos; en tanto el Club Andino Bariloche propone clases por 15 días a 79.200 pesos argentinos.

Este año la Secretaría de Deportes de Bariloche no puso a disposición colonia de invierno. Tampoco los peloteros. Solo Kinder.com recibe a chicos de 4 a 8 años por las dos semanas de vacaciones, de 8 a 13 horas, a 10 mil pesos argentinos.

No todos pueden pagarlos. Muchos padres continúan trabajando aún en vacaciones de invierno y más aún en Bariloche, donde la temporada de invierno genera posibilidades laborales que no hay que desperdiciar. La mayoría acude a la ayuda de familiares para cuidar a los chicos; otros con hijos más grandes los dejan solos. En el medio, la búsqueda de opciones divertidas y gratuitas para pasar las vacaciones resulta todo un desafío.

Mónica Sarries contó que Matías, su hijo menor que hoy tiene 11 años, solía concurrir a la escuela de esquí. Pero este año fue la excepción. “En diciembre no alcanzamos a comprar el pase. Averigüe para mandarlo ahora y tenés que contar con un promedio de 25.000 pesos argentinos diarios para que vaya a esquiar una semana. Resolvimos que no fuera”, explicó y dijo que “si comprás el pase a fin de año, más o menos dan los números para acomodarte una semana”.

¿Qué pasa cuando los dos padres trabajan? Sarries comentó que, en su caso, cuentan con la ayuda de Florencia, su hija mayor. “Hay ratos que Matías debe estar solo, pero también sirve para ajustar el tema de la responsabilidad. Mi marido y yo tenemos que trabajar así que hacemos lo que podemos, como la mayoría de los padres. Como tenemos la suerte de trabajar al lado de casa, cada tanto nos escapamos para ver que todo esté bien”, señaló la mujer.

Reconoció que la primera semana de vacaciones, “lo dejamos que haga lo que quiera. Se acuesta y se levanta a la hora que quiere. La semana próxima ajustaremos los horarios”.

“Muchos padres continúan trabajando aún en vacaciones de invierno y más aún en Bariloche, donde la temporada de invierno genera posibilidades laborales que no hay que desperdiciar”.

Después de la pandemia, Ian retomó la escuela del Ski Club. Su hermano mayor es instructor y le contagió el entusiasmo por el deporte. Sus padres lo anotaron en una escuelita de Piedras Blancas para que probara. La fascinación fue tal que al año siguiente, compraron el pase en el cerro Catedral.

“Conviene sacar el pase School porque de esa forma, pueden ir en las vacaciones de invierno y no tienen restringidos los medios. En junio contratamos la escuelita a 54.000 pesos, por los 14 días. Por suerte, ya teníamos el pase; si no, eran 63.000 pesos”, señaló Florencia Skiavone, madre de Ian.

Inventar paseos gratuitos

Paola Ricco es empleada pública, al igual que su esposo. Todos los años para esta fecha, cada uno pide una semana de vacaciones distinta para quedarse con sus dos hijos, de 8 y 14 años. “Tengo muchos más días de vacaciones. Pero en esta época, muchas compañeras también necesitan los días porque tienen nenes chiquitos. Mi marido ya se pidió la próxima semana para que los nenes no queden solos”, dijo.

¿El plan de vacaciones? El objetivo, explicó Ricco, es no quedarse encerrados. Entre las alternativas cuenta comer afuera en alguna oportunidad, una salida al cine y alguna que otra vuelta en auto. “No mucho más que eso. Al cerro no los puedo llevar. Me encantaría pero no nos da el presupuesto. Entre mis conocidos nadie se puede ir de vacaciones y están más o menos en la misma”, reconoció.

Cristina Levicoy tiene cuatro hijos de 16, 12, 9 y 3 años. Las pijamadas con amigos, indicó, representan un gran programa de vacaciones. “En verano los suelo mandar a las colonias municipales, pero este año no hay oferta. Como tenemos bastante nieve, van a la plaza del barrio donde hay una bajada y se largan por trineo. Los más grandes van al shopping a jugar al bowling o a comer una pizza. No hay dinero para otra cosa”, aseguró.

Reconoció que le gustaría llevar a su hijo de 9 años al cerro Catedral “para que conozca”. “Uno vive acá y no conoce”.

Nancy Rodríguez, madre de tres niños, también apuesta al shopping como uno de los paseos obligados para las vacaciones. “La idea es que hagan algo fuera de casa. Vivimos en el barrio Pilar y estamos tapados de nieve; de modo que tratamos de buscarle la vuelta. Juegan, hacen muñecos. Este año se pusieron el desafío de armar un iglú”, expresó la mujer que trabaja como peluquera y se organiza con su esposo para cuidar a los chicos.

“Este año miran películas porque tenemos internet en casa, se acuestan tarde y se levantan tarde. ¿La idea? Que descansen”, agregó.

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