Protección y respeto a la movilidad humana para los cientos de migrantes que llegan al Necoclí, Colombia, en su ruta hacia Centro América en búsqueda de mejores oportunidades, solicitaron los obispos de las conferencias episcopales de Colombia y Venezuela.
Los representantes de la Iglesia Católica de ambos países se solidarizaron con los migrantes venezolanos, haitianos y ecuatorianos, con quienes compartieron en el puerto del Necoclí y escucharon las vicisitudes que deben pasar y los miedos a los que se enfrentan para cruzar el “infierno del Darién”.
Las visitas que se desarrollaron por espacio de dos días, culminaron el martes por la tarde con una reunión con el grupo Intergerencial migratorio mixtos y un comunicado conjunto en el que la Iglesia exhorta para que se respete la movilidad humana.
“En los pies del migrante” es el nombre de la campaña que adelanta la Diócesis de la Iglesia Católica de Apartadó, en Colombia, en apoyo a los cientos de migrantes que cada mes llegan al Necoclí.
En el comunicado aseguran que “el flujo migratorio mixto en Urabá Darién continúa”. “Los migrantes y refugiados forzados por la pobreza, los conflictos políticos y de violencia, se han visto obligados a salir de sus países de origen en búsqueda de mejores condiciones de vida y de oportunidades de futuro para sus familias”
Hicieron un llamado para que se acompañe a los migrantes desde la institucionalidad y evitar la trata de personas, la violencia de género, la explotación laboral y sexual especialmente de niños, niñas y adolescentes, además de comprometerse a promover rutas seguras de tránsito y se respeten los derechos humanos.
