En esta foto de archivo tomada el 26 de septiembre de 2021, una mujer busca ropa usada entre toneladas desechadas en el desierto de Atacama, en Iquique, Chile. (Foto: Martin Bernetti)
La justicia chilena investiga por daño ambiental el inmenso vertedero de ropa usada situado en el desierto de Atacama, en el norte del país, donde se han depositado de manera clandestina toneladas de desechos textiles y otros artículos traidos desde Estados Unidos, Europa y Asia.
“El tribunal está realizando una diligencia judicial en atención a una demanda (…), en donde esencialmente se acusa que existen botaderos ilegales de ropa al interior de algunas quebradas y sectores de la comuna de Alto Hospicio y estos botaderos serían en definitiva una fuente de contaminación”, explicó la jueza Sandra Álvarez.
Además de ropa, en el vertedero hay otros residuos como neumáticos, partes de autos y aparatos electrónicos.
Los cerros de ropa que se publicaron en noviembre de 2021 parecen haber sido quemados o enterrados. En esa fecha existían enormes montañas de ropa usada y nueva, una parte de las 59.000 toneladas anuales que entran a Chile por la zona franca de Iquique, a 1.800 km al norte de Santiago, de las cuales se descarta el 66%.
El consumo desmedido y fugaz de ropa ha provocado el aumento exponencial de los desechos textiles en el mundo, que tardan unos 200 años en desintegrarse.
Según un estudio de la ONU de 2019, la producción de ropa en el mundo se duplicó entre 2000 y 2014, lo que ha revelado que se trata de una industria responsable del 20% del desperdicio total del agua a nivel global.
El pasado mes de abril, el Primer Tribunal Ambiental acogió a trámite la demanda presentada por una abogada de Iquique en contra del Fisco de Chile y la Municipalidad de Alto Hospicio por “daño ambiental”.
“Han existido sistemáticas conductas negligentes, omisivas y falta de servicio que ha generado un grave y significativo daño ambiental y riesgo a la vida y salud de los habitantes de Alto Hospicio”, argumenta la abogada en el escrito.
Estos vertederos ilegales, además, “han generado una afectación al ecosistema de un lugar con un altísimo valor ambiental”, agrega.